Vuelven a salir los tambores, bombos, cornetas, carracas y matracas a nuestros pueblos para hacer resonar las calles que estuvieron vacías durante meses y meses. Un sonido que marca la recta final de la lucha contra la pandemia. Estos instrumentos están asociados a una celebración religiosa de carácter cristiano y que tras el parón de estos dos años, está costando reactivar. Pese a que los grandes núcleos de población han podido congregar a abundante población, a otras localidades más pequeñas les está costando mucho más esfuerzo. A pesar de las ganas de las personas que se encargan de organizar estas celebraciones para que todo el mundo las pueda disfrutar, cada vez hay más gente que se va desentendiendo de este sentimiento.
El seguimiento cristiano de la Semana Santa poco a poco se va diluyendo en nuestra sociedad con cada vez menos asiduos. Muchos de ellos ven los actos de estos días como una obligación más que un acto cultural y de recogimiento. En este sentido, también hay que adaptarse a los nuevos tiempos si quieren que estas tradiciones se mantengan vivas. De no ser así, veremos cómo con el paso de los años cada vez será más difícil desfilar en procesión por cualquiera de las calles. Donde seguro que sí que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos son las asociaciones que se dedican a otros actos culturales como fiestas, talleres o eventos deportivos. Son éstas las que más cerca de la población joven están y donde se oferta a adolescentes y personas de mediana edad actividades lúdicas y festivas donde poder juntarse de nuevo, respetando siempre las normas impuestas desde los organismos superiores, volviendo a verse de nuevo físicamente. Se puede disfrutar de la ansiada normalidad: salir a cenar, bailar con los amigos, o en definitiva, socializar.
El carácter español, en cuanto a cercanía y contacto físico, ha sido muy difícil de sobrellevar durante todo este tiempo. La gente tiene ganas de tocar, besar, abrazar y poder sentir a nuestra gente cerca de nosotros, feliz, contenta y sin limitaciones. Trabajando todos juntos para que la normalidad perdure en nuestros días para tener las agendas llenas de eventos y actos que no nos de tiempo a poder descansar. Hemos tenido dos intensos años para poder descansar y pensar, ahora toca recuperar la normalidad.