¿Alguna vez te has preguntado sobre los procesos migratorios de las mujeres? Lo cierto es que no hay grandes investigaciones referidas a procesos migratorios en el Valle del Jiloca, y mucho menos realizadas desde la perspectiva femenina. Pero la realidad es que desde los años 30 hasta principios de los 80 las mujeres de este territorio emprendieron un viaje de no retorno hacia lugares con mayor densidad de población.

La mecanización del campo hizo que, en una zona agrícola como el Valle del Jiloca, con un tejido industrial inexistente, el futuro de muchas mujeres fuera emigrar a ciudades donde pudieran encontrar un trabajo con el que mantenerse y ayudar a su familia, así como poder alcanzar mayores cuotas de autonomía y libertad. Así nos lo cuentan Vega Latorre y Mercedes Rubio en su artículo “La migración femenina en el mundo rural durante el franquismo”.

¿Qué implicó, entonces, la migración femenina? La marcha de mujeres de esta zona fue una constante durante muchas décadas y causó un enorme cambio social, ya que, fue el origen de la gran despoblación que a día de hoy padecemos. Hay que remarcar que su partida dejó un enorme hueco en la cultura del territorio, puesto que tradicionalmente la mujer ha jugado un papel fundamental como transmisora de los valores culturales y patrimoniales de un territorio.

Pero, ¿a dónde iban estas mujeres? Podríamos hablar de migraciones temporales y definitivas. Dentro de las migraciones temporales cabría hablar de la figura de “las esbrinadoras”, aquellas mujeres que durante el periodo del “zafrán” se trasladaban a otros pueblos vecinos para recoger y “esbrinar” el azafrán. Otra migración temporal fue “la de la remolacha a Francia”.

La decisión de emigrar solía ser consensuada con los padres, aunque en muchos casos era iniciativa de la propia joven, que quería ayudar a su familia y salir del pueblo. Es habitual que, en las entrevistas realizadas por Vega y Mercedes, repitieran “en el pueblo no había futuro”, y “en el pueblo no quedaba nadie”. La migración fue dejando los pueblos vacíos y solos. Dentro de esta migración, la siempre olvidada migración femenina, fue fundamental, ya que con ellas se marchaba también la juventud, la posibilidad de formar familias, de tener niños que se quedaran en el pueblo; y tras ellas, tras las mujeres, las eternas cuidadoras, se marcharían padres y abuelos para que ellas los pudieran atender en la ciudad.
Pero ¿qué mujeres trabajaban? En el caso de las mujeres entrevistadas la mayoría de ellas trabajó hasta el momento de casarse o como mucho de tener el primer hijo, algunas por propia convicción y otras porque era lo que se esperaba de ellas. Algunas comentan “yo hubiera seguido trabajando, pero mi marido no quiso”. Debemos tener en cuenta que el régimen franquista no concebía el trabajo femenino dentro del mercado laboral regulado. Desde las instituciones se instaba a la mujer a dedicarse al papel de madre y esposa, su lugar estaba en el hogar y no en las fábricas o en los talleres. Eso explicaría, tal vez, algunos matrimonios tardíos para la época. Es posible que algunas mujeres retrasaran la edad de casarse para poder seguir trabajando algunos años más. La mujer podía trabajar para ayudar a la familia, siempre con permiso de los padres, pero una vez que se casaba era el hombre quién debía mantener a la familia. Sólo cuando la necesidad obligaba la mujer podría recurrir a realizar pequeños trabajos de limpieza, costura o similares dentro de la economía sumergida, siempre considerándose como una “ayuda” y no como un trabajo propiamente dicho. En líneas generales el trabajo femenino era un trabajo duro, poco reconocido, generalmente sin contrato y, por tanto, sin ningún tipo de derecho laboral. Además, cabe destacar que muchas encuestadas trabajaban en el sector de los cuidados en el lugar de migración.

Si quieres más información, tienes el artículo completo en el Baúl de la Memoria, o puedes escribirnos a secretaria@xiloca.com. Y tú, ¿conoces historias de emigración de mujeres de tu pueblo?

Comparte esta Noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *