Olas de calor

Jun 23, 2022

En las comarcas del Jiloca y del campo de Daroca no suele ser habitual que en el sexto mes del año se alcancen temperaturas de hasta 40 grados centígrados con aire abrasador. Una ducha antes de irse a dormir, tomar bebidas frías o abrir las ventanas de toda la casa cuando cae la noche son algunos de los remedios que se están llevando a cabo durante estos días.

Este episodio de calor ha repercutido también en diversos actos que han tenido que aplazarse, como es el caso de la representación de la batalla de Cutanda, que tuvo que retrasarse para que el mercurio descendiese y permitiera a actores y público disfrutar de esta puesta en escena.

Los darocenses han vivido este calor muy de cerca desde las calles de Daroca, donde el calor ha caído de lleno en sus días grandes. Las fiestas de los Corporales se han celebrado por todo lo alto, y el calor agobiante que hubo en las verbenas celebradas en el pabellón o las comidas copiosas de estos días no han supuesto ningún impedimento para celebrarlas tras dos años de parón.

Afortunadamente estos picos de temperatura han sido alcanzados a la vez que se abrían las piscinas en muchos de nuestros municipios, lo que ha permitido dar un respiro a muchos de nosotros. Sin duda, la parte más negativa y destructiva de esta realidad que cada año tiene lugar más precozmente, es la generación de incendios. Castejón de Tornos se convirtió en el epicentro del fuego, que se fue propagando hacia Luco y Báguena debido principalmente a las elevadas rachas de viento. Una sensación de impotencia, ante el calor de las llamaradas del fuego, donde tan solo diez metros separaban del fuego a los setenta y siete ancianos instalados en la residencia de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca en Burbáguena. Rápidamente fueron desalojados de la mejor manera posible hasta el pabellón de la localidad. Y todo gracias a la colaboración ciudadana y de voluntarios que ayudaron a los responsables a poder poner a salvo a nuestros mayores. Pero nos preguntamos si esta situación no podría haberse prevenido con antelación, o por qué no existen los medios necesarios para que nuestros bomberos puedan recargar agua junto a la residencia. Una situación que esperemos no se repita durante más ocasiones, porque ya es la segunda que los bomberos no encuentran el hidrante para recargar sus camiones.

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