Ya estamos inmersos de lleno en el verano, por lo que ya han comenzado las vacaciones de verano para estudiantes y pequeños de la casa. También comienzan los días de descanso para los mayores, que buscan desconectar durante unas semanas de la rutina.
El calor que estamos viviendo estas semanas incrementa todavía más las ganas de disfrutar de una paella con un baño en la playa o hacer el viaje que llevamos planificando todo el año. Aunque no todas las personas pueden permitirse o quieren hacer ese viaje, optando por hacer otros planes dentro del pueblo. Las casas que en invierno están vacías, se llenan ahora de veraneantes que deciden pasar estos meses de verano en el fresco y la tranquilidad de los pueblos. Muchos de ellos simplemente huyendo del calor de Zaragoza o Valencia, y otros interesados por los buenos y económicos servicios que ofrecen nuestras localidades en estas fechas.
Uno de ellos son las colonias comarcales de verano organizadas por las instituciones comarcales. Tras dos años sin ellas, los niños de la del jiloca se han volcado completamente con las inscripciones, alcanzándose más de 700 en pocos días. Las ganas de verano y de estar entretenidos realizando actividades fuera de casa, han desbordado las inscripciones este año. Son una alternativa y solución para estos meses estivales donde algunos no saben qué hacer con los más pequeños tras acabar el colegio. Pero la falta de recursos se hace notar en ambas instituciones donde se ven muy apurados para poder dar el servicio a la mayoría de las localidades.
Un servicio que debería ser referente en ambas y que a veces languidece por falta de compromiso de todos. Recordamos cómo algunos años sobraban chicos jóvenes que quisieran ganarse un dinero extra tras sus estudios en verano entreteniendo a la vez que disfrutando de los niños. Ahora algunos de estos jóvenes, prefieren disfrutar de esas ansiadas vacaciones y dejando la papeleta de las colonias en manos de empresas privadas que resuelvan este problema.
Quizá nos ha faltado en estos años de pandemia más formación y encuentros entre los jóvenes que tomaran el relevo de nuestra sociedad, inculcándoles eso que sabía muy bien Gloria Villalba, el espíritu de los JDR, los jóvenes Dinamizadores Rurales, y que ha provocado en numerosas generaciones el amor al territorio y a su gentes. Gracias Gloria.