Más de cien recreadores dieron vida al enfrentamiento del año 1120 durante las XI Jornadas, que incluyeron representaciones, visitas guiadas y actividades para todos los públicos, pese a las inclemencias meteoreológicas

La recreación histórica de la Batalla de Cutanda se ha consolidado como un evento de referencia en la comarca del Jiloca, con la implicación de decenas de voluntarios, asociaciones y especialistas en historia medieval. El acto no solo busca rememorar una contienda militar, sino también difundir el conocimiento sobre el patrimonio, el paisaje y el contexto político del siglo XII en la actual provincia de Teruel, a través de actividades pensadas tanto para el público general como para quienes se interesan por la historia desde una perspectiva participativa.
La localidad de Cutanda acogió este pasado fin de semana las undécimas Jornadas de Recreación Histórica de la Batalla de Cutanda, centradas en rememorar el enfrentamiento ocurrido el 17 de junio de 1120 entre las tropas cristianas de Alfonso I y el ejército almorávide liderado por Ibrahim ibn Yusuf. A pesar de las inclemencias meteorológicas, los actos previstos pudieron desarrollarse con normalidad, a excepción del inicio de la programación del viernes, que se vio interrumpido por una tormenta.
Más de un centenar de recreadores históricos procedentes de distintas localidades participaron en las distintas escenas y actividades desarrolladas durante los tres días. La representación inicial, centrada en la llegada de la noticia sobre el avance almorávide y la salida de Alfonso I desde Calatayud, abrió las jornadas con una puesta en escena que buscaba contextualizar el porqué del enfrentamiento en esta zona de la comarca del Jiloca. A pesar de la fuerte lluvia, los recreadores completaron la actuación, aunque el público tuvo que retirarse a resguardo.
Tamara López, presidenta de la Asociación Batalla de Cutanda, organizadora del evento, destacó el compromiso de los participantes: “Ellos acabaron como unos campeones”. Según explicó, el desarrollo del sábado fue posible porque las tormentas respetaron el horario de las actuaciones más relevantes, incluida la recreación de la batalla central. “Un año sobreviviendo a las tormentas”, resumía.
A lo largo del fin de semana, las actividades se combinaron entre escenas teatrales de carácter histórico, visitas guiadas, acciones divulgativas y talleres. Una de las propuestas consistió en un recorrido por el entorno de la Fuente Vieja, donde se representó el encuentro entre tropas dispersas previo al combate. También se realizaron actividades familiares, conferencias y visitas al castillo y al centro de interpretación, con el objetivo de vincular la historia de la contienda con el paisaje y el patrimonio local.

El momento más esperado fue la recreación de la batalla en sí, donde se escenificó el choque entre las tropas cristianas de Alfonso I el Batallador y el ejército almorávide. Los asistentes pudieron presenciar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre los combatientes, equipados con escudos, lanzas y espadas. Tras la representación, tuvo lugar el tradicional cortejo fúnebre en memoria de los caídos, en especial el homenaje al caballero francés Auger de Miramont, personaje citado en fuentes históricas como uno de los fallecidos en el combate. El domingo se representó el asalto al castillo, última escena de la programación, en la que las tropas cristianas toman la fortaleza. También se celebraron actividades dirigidas a público infantil, una misa de campaña y una comida popular que sirvió como cierre de la jornada.
La afluencia de visitantes se vio condicionada por la meteorología, y aunque no se alcanzaron las cifras de asistencia previstas por la organización, se registró la llegada de varios vehículos particulares y de un autobús. Desde la Asociación Batalla de Cutanda se mantiene la invitación a que vecinos de la comarca y de otras zonas continúen acercándose a conocer la historia local a través de estas jornadas. La Batalla de Cutanda supuso una de las derrotas clave para el poder almorávide en la península ibérica y el inicio de un proceso de consolidación del Reino de Aragón. La recreación de este episodio se ha convertido en una de las citas culturales y divulgativas más representativas del Jiloca.