La cal viva u óxido de calcio se obtiene mediante calcinación de la roca caliza (carbonato cálcico) con desprendimiento de anhídrido carbónico. Recibe ese nombre por su vigorosa reacción con el agua, por su “sed de agua” que la transforma en cal apagada usada luego como material de construcción en forma de argamasa o de mortero.

Viva y bien viva era la cal que se producía en la localidad zaragozana de Langa del Castillo. Jesús fue el último productor de la localidad antes que los nuevos materiales de construcción hicieran inviable el negocio.

Viva y bien viva fue siempre la vida en este pueblo de la comarca de Daroca, hasta que la emigración empujó a sus moradores a la ciudad de Zaragoza. Jesús y Rosa fueron de los más resistentes, él con la cal y ella con el bar.

Sobre una narración de Sergio Lorente Sebastián con los recuerdos de Jesús, Marisa Tajada desarrolla un bellísimo cortometraje de 22 minutos.

Arranca explicando cómo era la vida en Langa a finales de los años 60 cuando la marcha a las ciudades era ya un hecho imparable. Magnífica la metáfora de las grullas volando con la luna de fondo. Los juegos infantiles de Pollito inglés, bicicletas, magdalenas, guiñote o el Licor 43. Todo con las canciones de Karina o Salomé como música de fondo.

Vuelven los fines de semana algunos que marcharon, pero el pueblo se vacía mientras dudan los que quedan si partir también. Jesús entre ellos, mientras prepara la última carga de cal para venderla por los pueblos camino de Calatayud.

Ha tenido una idea que quiere celebrar con sus vecinos, a los que, bando del pregonero mediante, invita a su casino para contemplar en el flamante televisor que acaba de comprar la llegada del hombre a la Luna. En la noche del 20 de julio de 1969.

Así, los vecinos de Langa estaban entre los más de seiscientos millones de personas que contemplaron por televisión en todo el mundo el histórico alunizaje. Tampoco era para tanto, pues “Cuando el hombre subió a la Luna ya había allí uno de Langa vendiendo cal”.

Un sólido guion muestra la vida tranquila de nuestros pueblos, las relaciones personales, sus anhelos y preocupaciones con la emigración como fondo.

Excelente realización con un ritmo sosegado como es la vida rural, mientras va mostrando poco a poco imágenes de Langa y de sus gentes. Todo con un tono coral donde el grupo se impone a la individualidad. Y el grupo está formado por los propios vecinos del pueblo que se desenvuelven con soltura y naturalidad ante la cámara, además, con ese deje tan característico del habla zaragozana que se preocupa hasta de la marcha de nuestro Real Zaragoza.

Una única objeción ponemos a la obra. Olvidar al vecino lugar de Retascón donde tantos días hemos pasado en casa de la yaya Julia, corriendo por los arriñales o bailando en el Salón al compás de la célebre orquesta “Bursan” que formaban los músicos de Burbáguena y de San Martín del Río.

Viva y bien viva es la memoria que Luna de cal deja de Langa del Castillo. Bien contentos deben estar allí del resultado artístico del cortometraje, que fácilmente puede verse en el canal Youtube.

No se lo pierdan.

Lafuente Estefanía. Filmaffinity

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