Enrique Lafuente es desde el año 2018 el cronista oficial de Aldehuela de Liestos, municipio de la comarca Campo de Daroca del que presume y en cuya historia ha investigado incansablemente, recorriendo nueve siglos de su gran pasado

Siempre fui un apasionado de la historia y la arqueología. Recuerdo que, con apenas diez años, crucé una mañana de sábado la puerta de la Aljafería junto a un amigo del cole. Entonces, en los años 70, el palacio árabe se encontraba en un estado penoso de conservación.


Orgulloso, con una escobilla de baño, un cubo y una pala de playa, me planté delante del vigilante, notificándole que en el cochambroso interior de la iglesia de San Martín veíamos unas tallas en muy mal estado y que estábamos allí para remediarlo. La cara del vigilante fue todo un poema. Ni que decir tiene que nos “invitó amablemente” a salir del recinto. Ya entonces cultivaba también mi pasión por rastrear las librerías de viejo del Tubo zaragozano, descubriendo algún que otro “tesoro” en los oscuros estantes del insigne Inocencio Ruiz.


Cuando abandoné la universidad en tercero de medicina para estudiar moda y comunicación en París no podía ni imaginar que algunos años después olvidaría los entornos exquisitos y mundanos, los desfiles de alta costura y sus cócteles en magníficos hoteles, para instalarme de nuevo en Zaragoza y redescubrir mi tierra y mis raíces. Gracias a la donación que mi madre me hizo de sus tierras en Aldehuela de Liestos, en el Campo de Daroca, comencé a interesarme en por qué los vecinos, hasta la segunda mitad del siglo XIX no habían podido comprarlas. Mi sorpresa fue cuando descubrí que esta pequeña villa, frontera secular entre el reino de Aragón y el señorío de Molina, había sido la más antigua y más preciada posesión del III Duque de Rivas, Ángel de Saavedra y Remírez de Baquedano, famoso por su drama romántico “Don Álvaro o La fuerza del sino”.


El duque poeta había recibido esta herencia, único patrimonio familiar en el reino de Aragón, de manos de su madre, Doña Dominga, hija del patrono y constructor de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en 1767.
Todos ellos fueron señores de Aldehuela o La Aldegüela, cuyo señorío de Tiestos se remonta al siglo XIII, cuando recayó en los Liñan. Este linaje de guerreros gascones, asentados en Calatayud, había llegado en 1118 dentro de las huestes de Gastón de Bearn y su hermanastro Céntulo de Bigorra para combatir en sagrada cruzada junto al rey de Aragón y Navarra Alfonso I el Batallador en la conquista de Zaragoza y el valle del Ebro.


Así inicié un trabajo de investigación que me llevó a desgranar 9 siglos de historia de Aldehuela de Liestos, en la que transitaban desde un poderoso abad del Monasterio de Piedra, un caballero que ordenó los Fueros del Reino de Valencia junto a Jaime I, defensores de la frontera en la Guerra de los Dos Pedros, un desafiador en el último gran torneo medieval llamado el “Passo Honroso de Suero de Quiñones”, un compositor de zarzuelas y dramas galantes en la corte de Carlos II, o el apuesto sobrino del III duque de Rivas, padre biológico de la castiza y querida “Chata”, dos veces designada Princesa de Asturias como primogénita de la reina Isabel II.


En noviembre de 2018, a requerimiento de Arcadio Muñoz, alcalde del Excmo Ayto de Aldehuela de Liestos, fui nombrado cronista oficial de la villa, llevando desde entonces con orgullo esta labor divulgadora y de investigación del pasado y de las costumbres de una pequeña localidad que, aunque algunos pudieran pensar que carecía de interés, su riqueza histórica es apabullante, estando sus señores relacionados durante siglos con las principales casas nobles aragonesas, castellanas y navarras, siendo testigos privilegiados de acontecimientos trascendentales y llegando incluso a ostentar desde 1792 la grandeza de España por sus servicios a la corona.


Desentrañar estas historias es una labor apasionante, y quiero además desde esta tribuna agradecer a las buenas gentes de Aldehuela el interés que siempre muestran por conocer y respetar nuestro rico patrimonio histórico.

Comparte esta Noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *