La comarca del Jiloca es tierra de poesía. Así lo demuestran los apasionados lectores y escritores de nuestros municipios. En el caso de Burbáguena, pueblo natal del poeta Enrique Villagrasa, este género cobra importancia y es el propio autor el que pone en valor el talento de sus vecinos y recuerda una de las citas destacadas de 2022: el segundo Encuentro de Poetas del Jiloca

Creo que los pueblos del río Jiloca son esos pueblos donde las coloridas hojas caen todos sus otoños, río abajo: ahí y así se conduce nuestro caer. Creo también que son pueblos donde mujeres y hombres y asimismo Dios se citan con y en su paisaje, con su fiel cierzo. Reflexiva y dura conciencia de estas personas que habitan esa naturaleza. Quienes, con un trasfondo un poco serio y verista, aunque con un registro somardo, si cabe: o sea, sin maldad y con inteligencia y humor, se proyectan y proyectan todo sobre la multiplicidad de cosas y objetos que pueblan su mundo visible, sensible e inteligible, que es el de la experiencia humana sin ir más lejos, en estos pueblos tan singulares, como son los del río Jiloca, donde el cierzo sabe de su silencio.


En él están todas las cosas que están, como en la poesía: pasadas y presentes, profundas y silenciosas: mirada, memoria y lenguaje. Sería justo y necesario, pues, vivir la vida de este y otros pueblos de Teruel, donde anida la poesía, el arte, el teatro la música, la cultura, en una palabra, y trabajar con y por su voz y su proyección; con su respiración, con y por los recuerdos de la infancia: con ese junco mordido, entre esos labios de futuro. Y puesto que conocía, sabía, soy de Burbáguena, que aquí había poetas magníficos, no se me ocurrió otra cosa que, tras la propuesta de la Asociación Cultural Burbaca, que me ofreció una tarde para la poesía, que pensar en unos encuentros de poesía donde entre unos y otras pusiéramos a Burbáguena y su Jiloca como piedra angular de la poesía: sobre todo la aragonesa, para que los (re)conozcamos y leamos; y con sus versos podamos conocer la vida, el amor, el dolor, la soledad, el cierzo, el frío, el valle, lo montes y el fuego, también el río. ¡Faltaría más!
La idea estaba clara, un poeta de cada provincia: Huesca, Zaragoza y Teruel y los posibles y dispuestos de la comarca del Jiloca y ya llevamos dos encuentros, aunque el primero se hizo con prisas, el segundo se llevó a cabo ordenadamente, por cierto, en este segundo las voces eran todas femeninas, que parece que pasó algo desapercibido el detalle, aunque esto fue así gracias a que nos falló el poeta de Zaragoza, que a última hora no pudo asistir. En el primer encuentro se nos olvidó contactar con algún o alguna poeta oscense. Pero sí lo hicimos con poetas de Teruel, Zaragoza y Burbáguena, que es singular tierra de poetas, por metro cuadrado, al parecer: su paisaje y paisanaje le es propicio para el verso y buena prueba de ello, son las poesías de Simeón Martín, Javier Picazo, Sofía González, Alba Vidal, además del que esto escribe, sin ir más lejos, que, seguro que los hay, pero la timidez puede más.
Los encuentros son sencillos, un pregón, una introducción al asunto o presentación de alguna obra u obras, y el recital propiamente dicho, que es lo interesante. Si en el primer encuentro de poetas, agosto el año pasado, contamos con las voces de Antonio Ansón, Olga Bernard, Nacho Escuín, Sofía González, Javier Picazo, Alfredo Saldaña, Juan Antonio Tello, Simeón Martín y E. Villagrasa; en el segundo, celebrado también este agosto pasado, en la semana cultural de Burbaca, estuvieron presentes las voces de Lucía Roy, Asun Perruca, Ana Fuertes, Cristina Jiménez, Estela Puyuelo y Alba Vidal. Cabe apuntar, que estos encuentros deben continuar, no sé si con nosotros u otros; pero el guante está lanzado. Burbáguena y el Jiloca lo merecen y la poesía lo sabrá agradecer.
Por cierto, en el mismo acto de este segundo encuentro, los profesores y poetas Nacho Escuín y Simeón Martín, presentaron las antologías que ha editado el Instituto de Estudios Turolenses en colaboración con la editorial Los libros del gato negro, en su colección Antología Poéticas: Teruel, campanas que doblan a lo lejos, de Idelfonso-Manuel Gil, con selección y preámbulo de Juan González Soto; Teruel en la mirada y en el alma de José Antonio Labordeta, con preámbulo de Ángela Labordeta y selección de Antonio Pérez Lasheras y Arpegios y mudanzas de E. Villagrasa, con prólogo de Jaime Siles y epílogo de Antonio Pérez Lasaheras.
Para terminar este pequeño recorrido por la poesía y sus magníficos poetas del Jiloca, algunos no todos, claro, no puedo ni debo dejar de citar al profesor Francisco Lázaro Polo, quien en sus artículos Ecos literarios del valle y El agua: un tema literario y floklórico en la Comarca del Jiloca, da buena cuenta y de la actividad literaria que se desarrolló y desarrolla en el valle del Jiloca, desde tiempos pasados a nuestros días, que no deben dejar de leer. En la reconocida revista Xiloca del Centro de Estudios del Jiloca los encontrarán.
Y, sirvan estas sencillas palabras para darles las más sinceras gracias a El Comarcal del Jiloca, por su apuesta por el territorio y sus gentes, y a todas y todos que asistieron a los Encuentros de Poetas del Jiloca, y a los que trabajan por y para la cultura. Me gusta que levanten pasiones estos colectivos de trabajadores por y para la cultura de los pueblos y más de los de la tierra de uno.

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