POR MANUEL RANDO, PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE TERUEL

A la provincia de Teruel le ha llegado en estos días otro gran regalo navideño: el padrón de la provincia ha revertido su tendencia y además sigue creciendo. Confirma una tendencia que comenzó hace dos años y supone “una bocanada de esperanza” que debe ser valorada como merece. Porque no es nada fácil revertir un proceso de despoblación que comenzó hace más de un siglo. Es un fenómeno muy complejo, no hay recetas únicas ni grandes soluciones.
Precisamente, creo que en estos últimos años hemos llevado a cabo un conjunto de efectivas acciones que son las que están ayudando a esta reversión de la tendencia poblacional. Son medidas que surgen mayoritariamente de las instituciones más cercanas, “desde casa”, y algunos las considerarán “pequeñas”, pues no responden al relato que da una importancia fundamental (si no casi exclusiva) a las grandes inversiones en infraestructuras.


El objetivo de esas medidas es seguir dando más calidad de vida a las familias, niños y mayores, facilitando la llegada de quienes desean tener una vida sana, segura, feliz y con futuro. Son acciones que realmente hacen hecho realidad los deseos de quienes viven en el medio rural, renovando las comunicaciones viarias más cercanas, reforzando los servicios educativos, facilitando la atención social en cualquier lugar de la provincia o mejorando una red sanitaria que está afrontando retos que escapan a la simple voluntad política.


Estamos invirtiendo como nunca en la promoción de nuestros pueblos y nuestra forma de vida, en los proyectos industriales punteros y de innovación, en el desarrollo de nuestro sector turístico, en la imagen de nuestros productos agroalimentarios,… En fin, de todas nuestras potencialidades, en las que creemos profundamente.
Frente a la crispación y el negacionismo, ante el victimismo y el desprecio a la acción de los actores políticos, creo que es necesario reivindicar el trabajo de estas instituciones. También dar la importancia que merece a la cooperación con los agentes sociales y económicos, a la labor de muchos y muchas turolenses por definir proyectos para recetas efectivas, unir voluntades y llevarlas a cabo.


No creo que sea justo negar el trabajo que los políticos han hecho en los últimos años. Nunca hasta ahora habíamos tenido tantos instrumentos para hacer más atractivo el medio rural. Contamos con más servicios y, además, más opciones para acceder a ellos. Gracias al desarrollo de los métodos telemáticos estamos consiguiendo sin salir del pueblo lo que antes solo podíamos encontrar en la ciudad. La sociedad ya acepta y valora positivamente otra forma de producir a través del teletrabajo. Afortunadamente se están dando condiciones que hace diez años no existían.
Desde la Diputación de Teruel hemos impulsado y reforzado nuestra obligada cooperación con los ayuntamientos, verdaderos artífices de los servicios cercanos al ciudadano, que reciben muchos más recursos para mejorar los servicios de sus vecinos-as. Además apoyamos la generación de empleo, subvencionamos el arreglo de viviendas sociales, estamos recuperando años de retraso en el mantenimiento y las comunicaciones viarias más cercanas que muchos ni nombran en sus programas electorales y que son las que realmente vertebran nuestra provincia. Medidas muy importantes para fijar población de las que apenas hablan algunos.


La despoblación lleva años haciéndose un hueco en la agenda política . Y hoy, objetivos indispensables como la extensión de la banda ancha de alta capacidad y la garantía de los servicios fundamentales cuentan con apoyo unánime, la sensibilidad y el compromiso de los gobiernos de España, de Aragón y el que yo represento, el de la Diputación de Teruel. El que las instituciones políticas, los agentes económicos y sociales y la mayoría de la sociedad turolense rememos hacia este objetivo es algo muy trascendente.
Y no es un análisis complaciente. Por supuesto, el panorama no es todavía perfecto. El camino sigue siendo largo, pero están más definidas las diversas opciones que van a seguir favoreciendo un cambio de modelo demográfico, más aún tras las consecuencias de la pandemia.


Yo soy optimista. Creo que en 2022 y en los siguientes años vamos a seguir teniendo oportunidades para sentar las bases del futuro de esta provincia. Y la noticia de que “seguimos creciendo en población” es un buen comienzo.
Ahora es importante seguir lanzando mensajes reales de nuestras potencialidades que son muchas, explicar a todo el que nos quiera escuchar que ésta es una tierra de oportunidades y que se van a dar los pasos necesarios para seguir mejorando lo mucho que ya tenemos. Vamos a contar lo bien que se vive aquí y el porqué. No obstante, al final, es una opción de vida. Y para convencer, hay que hacerlo con positividad.


Nada es fácil, que nadie se engañe. Pero creer en nosotros mismos, tener visión de futuro, trabajar en proyectos a corto y largo plazo, seguir abriendo nuevas fronteras, nuevos sectores económicos y aprovechar las oportunidades, las nuestras propias y las externas, seguro que nos darán los frutos deseados por todos.
Turolenses, la mejor manera de mejorar el futuro es creándolo entre todos.

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