El pequeño Narciso jugaba con otros niños de Villafeliche y acudía, junto a su familia, a la iglesia de San Miguel para la misa dominical. Su padre, el coronel Antonio Clavería Portu, era administrador de las Reales Fábricas de Pólvora y desde 1796 vivía en Villafeliche con su mujer María Jesús y el pequeño Narciso. La familia aumentó en apenas dos años con dos nuevos miembros, Antonio María y José María, ambos nacidos en la casa familiar de Villafeliche y bautizados en su iglesia parroquial. Narciso nació en Gerona el 2 de mayo de 1795 y a sus tres años ejercía de hermano mayor, “cargo” que mantuvo durante los próximos tres años, pues con apenas seis marchó de Villafeliche para ingresar en la Academia Militar de Segovia como joven artillero y posteriormente caballero cadete, donde comenzaría su formación militar, que se vio de alguna manera interrumpida por la invasión francesa de 1808.


Con 13 años, Narciso fue destinado a San Fernando, en Cádiz, y a partir de ahí, la carrera militar de este muchacho, que pocos años antes cogía nidos de gorriones en Villafeliche, fue en ascenso, siendo subteniente en 1809 y teniente en 1811. Participó en innumerables combates en esta y otras guerras posteriores, en los que fue ganando sus primeras medallas que culminarían con la de más alto rango de España, la Laureada de San Fernando, que llegó a ganar en cuatro ocasiones.


Con 36 años contrajo matrimonio con Ana Berroeta, también hija de militar. Más tarde ascendería a Brigadier, Jefe de Estado Mayor, Capitán General de Navarra y posteriormente de Aragón. En 1844 fue nombrado Capitán General de Filipinas y Gobernador del archipiélago. En apenas cinco años, en los que permaneció en la Colonia, llevó a cabo importantes actuaciones de carácter militar y civil. Combatió a la piratería entre las islas, que causaba grandes pérdidas económicas a España, siendo el hecho más memorable la conocida expedición de 1848 a la isla Balanguingui, de apenas seis millas cuadradas y cubierta de selvas, salvo algunos bancos de arena en los que se asentaban varios fuertes. Fue una operación anfibia organizada y dirigida personalmente por él para arrebatar esa estratégica isla a los “piratas moros” que la utilizaban como refugio y base para sus actividades de rapiña. La campaña resultó ser un éxíto militar que no tardó en ser celebrado en Manila donde enseguida llegó la noticia de la victoria española y más tarde Narciso Clavería recibió por ello el título de conde de Manila y vizconde de Clavería, así como la Cruz de San Fernando de manos de la reina Isabel II.


Gestionó con acierto un conflicto que pudo haber acabado en una guerra con Francia cuando ésta pretendía apoderarse de alguna de las islas, introdujo y cambió numerosas leyes, mejoró considerablemente la minería en la zona, creó un cuerpo de seguridad pública y regularizó los listados de nombres y apellidos de los filipinos para mejor funcionamiento del control de censos creando un catálogo de apellidos españoles y publicando a finales de 1849 un decreto disponiendo que la población los adoptase, creándose entonces muchos apellidos de resonancia española como García, Flores, Gonzales, Villanueva, Santos, Cruz, Rosario, Bautista, Reyes, Aguinaldo, Castillo, Domingo, Santiago, etc, que siguen siendo comunes hoy en Filipinas.
De vuelta en la Península, que adelantó por motivos de enfermedad, Narciso Clavería Zaldúa fue nombrado senador, cargo en el que ejerció hasta su muerte el 25 de junio de 1851 con apenas 56 años. Desconozco si Narciso volvió a Villafeliche en algún momento, pero estoy convencido de que sus recuerdos de niñez en esta villa permanecieron para siempre.

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