Conchita Puértolas

Mar 17, 2022

“Si se entretienen un poco leyendo mis reflexiones, objetivo conseguido”

Con el aniversario del decreto del estado de alarma por la pandemia en nuestro país, la calamochina ha querido compartir las reflexiones que escribió en los primeros meses de COVID

«Yo soy de Ciencias, no tengo nada que ver con la escritura pero, como soy muy activa y en el tiempo del confinamiento el aburrimiento era muy amplio, tuve la idea de empezar a escribir mis reflexiones». Así se presenta Conchita Puértolas que, cumplido el segundo aniversario desde que el coronavirus marca nuestra rutina, ha querido compartir con los lectores de El Comarcal del Jiloca los textos que redactó en los primeros meses de confinamiento y desescalada en una sección temporal bajo el título Letras confinadas.


Son textos de índole diversa y, como buena calamochina y devota de San Roque, el primero de ellos, con el que se estrena la serie, es un dicho al patrón de la villa jilocana, al que se le atribuye la protección especial de la localidad en la epidemia de peste de 1886. “Es una rogativa para que nos librase del COVID, que yo pensaba que iba a ser más corto”, explica. También hay un cuento, una carta y otros escritos que se inspiraron en las vivencias y sentimientos que experimentó en aquella época. «Si alguien se ríe o se entretiene un poco leyéndolos, mi objetivo estará conseguido», asegura esta calamochina.


«Para mí, está siendo un periodo de tiempo muy largo y, a la vez, muy corto. Es algo difícil de explicar. Llegué a decir que esto había empezado en 2010”, cuenta Puértolas. Como les ocurrió a muchos, tuvo que mantener su negocio cerrado durante varias semanas, soportó tres cuarentenas -una de ellas, confinada en su habitación, sin poder relacionarse con su familia- y formaba parte (y lo sigue haciendo, ahora como presidenta) de la Asociación de Comercio e Industria de Calamocha en unos meses de mucha incertidumbre económica y social. Al reflexionar sobre esta época, asegura tener “sentimientos enfrentados».


Aunque, tras dos años con la pandemia presente, las medidas de seguridad sanitarias se han ido relajando, «en mi clase, todavía seguimos con el metacrilato para separar los puestos de los alumnos, con el control de temperatura cuando entran, llevar mascarillas, desinfectar al salir…». Son acciones que tanto ella como los alumnos que asisten a sus clases de apoyo han asumido como cotidianas. Con la pandemia aún presente y el reciente inicio de la guerra por la invasión de la Federación Rusa a Ucrania, concluye con un mensaje: «Todo lo venidero, vamos a vivirlo de la mejor manera que podamos».

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