El 8 de marzo nos ha traído de nuevo reivindicaciones y manifestaciones en las calles de nuestras localidades y ciudades. Un esfuerzo de la sociedad por dar a conocer y explicar lo que este movimiento social quiere inculcar en todos nosotros. Muchos ciudadanos tildan estas manifestaciones de radicales, desorbitadas e innecesarias por mostrar a una mujer cada día más empoderada en nuestra sociedad. En muchas ocasiones, el mayor enemigo se encuentra dentro del propio sector femenino, donde algunas consideran innecesario o inútil luchar por igualar algo que consideran diferente. Desde este periódico creemos en la necesidad de mostrar la imagen de una mujer fuerte y empoderada que lidere todos los sectores en los que quiera estar, y que se convierta en referente para niñas que están formando su propia percepción de la realidad. Según la definición que da la RAE, feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
Sencillamente, nadie nos da derecho a ser más que nadie. Es necesario el trabajo coordinado entre las diferentes instituciones, como así lo hicieron el Ayuntamiento de Calamocha junto con la Comarca del Jiloca durante la lectura del discurso de la FEMP. Es preciso trabajar por buscar una igualdad real entre hombres y mujeres, donde no existan techos de cristal y donde se dignifiquen las tareas que realizan las mujeres, sobre todo en el medio rural. Pieza clave para la supervivencia de los pueblos, donde sin ellas muchos desaparecerían, ya que son el motor para mantener ciertas localidades e incluso para llevar adelante eventos y competiciones deportivas. Muestra de ello son los partidos de fútbol, donde el lleno está casi asegurado cuando se trata de competición femenina, o el caso de la segunda edición de mujeres cazadoras, celebrada durante la feria de caza, pesca y turismo rural en Calamocha. Un evento considerado muy masculinizado hasta la fecha, donde se pudo ver a más de 80 mujeres disfrutando del tiro al plato. Cabe destacar además su juventud, ya que la mayoría de ellas no superaban los 35 años. Pese a estos ejemplos todavía hay mujeres que siguen dudando de sus derechos y continúan poniendo trabas evitando el progreso de la sociedad. Mientras tanto, ojalá llegue el día en que 8 de marzo solo sea un día más en el calendario, y no tengamos que hablar de reivindicaciones y manifestaciones.