Escribía en el anterior número sobre los centros de enseñanza habidos en Daroca entre los siglos XII y XIV, terminando con la llegada de los Escolapios en 1728. De la fundación e historia de las Escuelas Pías en Daroca ya escribí en este Comarcal del Jiloca, en el número 479 de octubre de 2017, pero hoy quiero hacerlo sobre el último padre escolapio que se mantuvo en este Colegio hasta su cierre definitivo. Era conocido con el “cariñoso” apodo de Carpanta, pero su nombre era Vicente Moreno Heredia y ejerció de profesor en el colegio de Daroca y en otros muchos de la orden, siendo su especialidad la de Lengua Francesa.
Carpanta era natural de Campillo de Dueñas, provincia de Guadalajara, una tierra de la que salieron bastantes escolapios que sirvieron en los centros de Daroca y de Molina de Aragón, ambos desaparecidos. Había nacido un 31 de agosto de 1930, hijo de Jesús y Cipriana, siendo sus hermanos Susana, Isidoro y Juliana. A los seis años inició sus estudios en la escuela del pueblo y dos años después tomó su Primera Comunión de manos del párroco don Honorio Tarancón. Conoció, siendo niño, a varios religiosos escolapios que pasaban en Campillo algunos periodos de descanso, y seguramente a través de ellos, Gregorio Moreno, Eustaquio Arauz y Francisco Sanz nació su vocación religiosa y escolapia, y con apenas 12 años ingresó en el Postulantado de Barbastro en cuya catedral recibió el sacramento de la Confirmación en 1943, de manos del obispo de Huesca don Lino Rodrigo Rueca. En agosto de 1944 marchó a Peralta de la Sal para continuar sus estudios y el primer año de noviciado, vistiendo finalmente el hábito escolapio el 1 de septiembre de 1945. Poco después pasó a Irache para continuar su formación en Humanidades, Filosofía y Teología.
Su primer contacto con Daroca sería en julio de 1953, aunque solamente durante un mes y medio para dar las “clases veraniegas”, después volvería al Colegio Calasancio de Zaragoza durante los próximos tres años. Luego tuvo un amplio recorrido por diversos colegios escolapios: Jaca, Alcañiz, Barbastro y Logroño para volver de nuevo a Daroca en 1967, donde estuvo los siguientes siete años, etapa última de este centenario colegio, en el que ejerció de profesor de bachillerato, principalmente en la asignatura de lengua francesa, fue también director de internos y responsable de otras tareas de carácter administrativo y económico. El caso es que el padre Vicente se mantuvo en Daroca hasta el cierre del colegio, quedando los últimos tiempos completamente solo en el edificio, por lo que alguna publicación de la época lo denominó “el último de Filipinas”. Durante ese tiempo, el padre Vicente se hizo cargo del Observatorio Meteorológico de Daroca, instalado en dependencias del colegio.
Marchó de Daroca con tristeza, pero su vida docente y religiosa continuó en el colegio de Soria como director de internos, época en la que creó una rondalla y se responsabilizó de diversas actividades deportivas. Más tarde fue rector en Barbastro hasta 1985 en que es destinado como director al Colegio Cristo Rey de Zaragoza y cuatro años más tarde, con el mismo cargo al Colegio Calasancio.
Vivió los últimos años de su vida ya en Zaragoza, aunque pasaba temporadas como coadjutor en la parroquia parisina de Saint Pierre, así como en su pueblo natal, Campillo de Dueñas, al que acudía durante los meses de julio para hacerse cargo de la Parroquia, permitiendo a su titular disfrutar de un mes entero de vacaciones. El padre Vicente falleció a la edad de 79 años, al día siguiente del día del Pilar de 2009.
Pascual Sánchez. Desde Daroca