El pasado 25 de noviembre pudimos vivir en primera persona el homenaje a una persona que, debido a sus méritos militares, venció una batalla hace casi 100 años. Este vecino de Báguena se llamaba Mariano García Esteban y, gracias a su esfuerzo, posee las máximas condecoraciones militares que se pueden obtener. Según afirmaba la Real Academia de la Historia, puso todo su empeño en ganar la guerra del Rif en el Norte de África durante el año 1923. Una vez casi muerto, siguió luchando por el honor de los españoles en esa batalla, algo que le supuso varios juicios y definitivamente la condecoración con la Cruz Laureada de San Fernando. En el acto que tuvo lugar en Báguena, los maestros de ceremonias se encargaron de guiar y explicar lo que supone este reconocimiento para el resto de la sociedad civil.
Un acto cargado de simbolismo, en el que no faltaron las banderas, los estandartes de las diferentes compañías, la banda de música y las salvas militares. Todo estaba preparado para la ocasión, el resto de ayuntamientos limítrofes colaboraron, como el de Calamocha, que les prestó las vallas y el escenario. Además, el personal de las brigadas municipales de Báguena se había esforzado al máximo para dejar todo perfectamente preparado el día de antes para este reconocimiento a un hijo de la localidad. Cuando se levantaron el mismo 25 de noviembre, las banderas que decoraban las vallas delimitadoras con el público y el propio busto que permanece en la plaza de Mariano García, aparecieron pintados de negro. Rápidamente, el personal de Báguena reaccionó para dejar todo lo mejor posible para la celebración que tendría lugar horas después. Es lamentable la falta de respeto y poco conocimiento de lo que se iba a celebrar ese mismo día. Todavía se está buscando al autor de las pintadas, pero hay que reconocer que dejar el bote de pintura y los guantes en el contenedor de la misma plaza no es señal de mucha inteligencia. La educación es el único arma que puede solucionar este problema de civismo que solo consigue perder tiempo, dinero e ilusión.
Afortunadamente todo salió muy bien, los militares junto con el resto de sociedad civil pudieron rendir homenaje a este vecino, hijo de agricultores, que se alistó en el Ejército de Tierra para poder traer un mejor futuro a su familia. Tanto es así que sus descendientes continúan en algunos cuerpos militares. Tan solo había que ver la cara de emoción al recordar a Mariano García Sánchez, que consiguió unir este día a la mayoría de la familia venida de diferentes puntos de España.