Con el final de año llegaban las celebraciones y las reuniones familiares, de amigos, de vecinos y ‘las fiestas’. Previsiblemente, la pandemia se desbocó y a todos, o muchos, nos ha llegado la hora de contagiarnos. Han sido días donde lo más relevante informativamente eran las largas colas en las farmacias por adquirir un test a precio de oro. Pese a esto, la persistencia de muchos por seguir adelante de una manera segura con la vida social, cultural y lúdica ha sido un logro que demuestra que nuestros pueblos y municipios no están muertos ni vaciados de vida. Algo que pone de manifiesto que algunas localidades lo están haciendo bien son los datos del padrón donde la comarca del Jiloca gana habitantes y la de Daroca pierde de manera alarmante. Su cercanía a Zaragoza y la mejora en las redes de comunicación no beneficia a esta zona. Disponer de una una buena vía que nos lleva a Zaragoza en escasos 30-50 minutos es un motivo para que muchos prefieran irse a vivir a la capital. Es difícil atraer nuevos pobladores si no se compite con las mismas reglas de juego. De todos modos no todos están preparados ni pueden vivir en un medio rural.
No todo es tan idílico como algunos medios transmiten. Desde nuestra humilde opinión, incentivar la implantación de nuevas empresas en pequeños municipios debería potenciarse, así como compensar económicamente a estas por el desarrollo de su actividad en un entorno rural fomentando así que otras vengan. No conseguiremos atraer nuevos vecinos si estos no tienen sus necesidades básicas cubiertas: vivienda, trabajo y servicios básicos (médico, educación, empleo, etc). Con la entrada de este nuevo año tenemos una nueva oportunidad de volver a intentarlo.
De convencer a los jóvenes del medio rural que regresen al que fue su hogar para desarrollar su vida en un pueblo. La pandemia nos ha ayudado a que muchos de nuestros jóvenes regresen y tengan niños, lo que ha conllevado a la apertura de pequeñas guarderías, como la de Burbáguena o Torrijo del Campo, que se suman a las ya existentes en Calamocha, Monreal del Campo u Ojos Negros. Pongamos nuestras esperanzas en las nuevas generaciones para que vuelvan a intentarlo.