Natalia Fluixà procede de Mallorca, pero vive desde hace casi cuatro años en Fuentes Claras, donde retomó su faceta profesional en la música como cantante
Me llamo Natalia Fluixà, y sí, diréis: “con este apellido muy mañica no es esta chica”. No, soy de Mallorca, tengo 42 años y desde finales del 2020 vivo en Fuentes Claras. Vine con mi marido y nuestra hija que tenía 3 añitos.
No sabíamos cómo iba a retomarse el turismo en la isla, con el COVID-19 y nos aventuramos a venir al pueblo, ya que teníamos familiares viviendo aquí.
Siempre me ha apasionado la música, porque mi padre siempre nos cantaba y era miembro de varias corales, pero nunca me había animado a estudiar música o canto hasta que, hará unos 15 años, participé en el musical de Jesucristo Superstar en una compañía amateur y fue una experiencia que me encantó. A raíz de ello y de trabajar de animadora infantil en comuniones y fiestas, empecé a trabajar en hoteles de animadora turística. Allí canté, por primera vez, acompañada por un compañero tocando el piano. Disfrutaba muchísimo cada vez que subía al escenario a cantar, aunque solo fuesen un par de canciones.
Hará unos 10 años que me adentré en el mundo coral, que nunca anteriormente me había llamado la atención, a pesar de que mi padre y mi hermana mayor sí que cantasen. También empecé a cantar en la calle con una agrupación coral llamada “The Smooth voices”. De allí sacamos una propinilla y nos salían bolos en fiestas y bodas. Además empecé a cantar en un coro clásico, el “Cor ciutat de Mallorca”. Me gustaba mucho escuchar cómo empastaban las voces, era una maravilla. Y fue en este coro donde descubrí la música góspel. Me enamoré tanto de este estilo musical que llegué a estar en dos coros góspel a la vez. Con uno de ellos, “Mallorca Gospel Choir”, empezamos a tener conciertos y bolos por toda la isla. Estaba empezando a disfrutar de la música más profesionalmente, pero con el COVID-19 se paró todo y mi voz se resintió. Estuve un año sin poder cantar.
Al venir a Fuentes Claras no sabía cómo retomar la música. Necesitaba que mi voz volviese a coger fuerza y mi cuñada Bea me recomendó apuntarme al coro de la escuela de música de Calamocha y a ser corista de la banda de versiones de Joaquín Sabina “Los Sabinos” (formada por músicos del pueblo). Me aceptaron y empecé a ensayar con ellos. Ya hemos realizado conciertos por pueblos como Torralba, Luco y Torrijo. Estoy muy feliz porque fueron muy buenas recomendaciones. Me apunté a todo lo que podía para seguir con mi sueño, ser cantante profesional.
Mi cuñada Bea me ha ayudado muchísimo a integrarme en el pueblo, gracias a ella estoy haciendo lo que me gusta, además de todas las recomendaciones, en el 2022 me comentó sobre la plataforma MAR (mujeres artistas rurales) que buscaban artistas y de cabeza me hice socia. Me ha ayudado a conocer a más artistas de otros pueblos y a poder hacer colaboraciones, como la de marzo del año pasado en Calamocha, que hicimos el recital “Poesía en femenino”, con María Sancho de presentadora y unas cuantas compañeras más de la zona, como Asun Perruca. Allí pude cantar un par de temas dedicados a la mujer. A raíz de eso empecé a montar mi repertorio de clásicos, “Grandes canciones de amor”, son versiones que hablan del amor a la vida, de pareja, del amor a una persona que se fue, a una misma… Mis estilos son el góspel, soul, rock, pero me adapto a lo que el cliente necesite.
A través de MAR, me han salido varios bolos. En noviembre estuve cantando en el Orgullo Rural de Cuencabuena, en Navidades canté en la fiesta de Navidad del Hogar del jubilado de Calamocha y en febrero de este año la casa de Cultura me invitó a participar en “Músicas cercanas” en Monreal del Campo. Además, para el 8 y 9 de marzo tuve la suerte de organizar junto a varias compañeras de MAR unas jornadas por el día internacional de la mujer en Caspe, fue muy bonito colaborar con ellas y con la gente de allí. Estoy muy contenta de cómo me están acogiendo estas tierras del Jiloca y las oportunidades de trabajo que me están saliendo, ya que varios pueblos cercanos como Burbáguena y Caminreal y hasta el ayuntamiento de mi propio pueblo han contado conmigo.
Recientemente he participado en el festival de música y arte en Villanúa y en septiembre participaré en el Festival de Mujeres Artistas en Navarrete del Río. Estas tierras aragonesas me han hecho sentir como en casa, tanto que hemos ampliado la familia y en el 2022 nació nuestra hija menor. Me estoy empezando a sentir fuentesclarina, ya que la vida de pueblo es fantástica, nos da mucha paz y es un gran gozo ver lo felices que crecen nuestras hijas Paz y Llum. Creo que hemos encontrado nuestro sitio y puedo decir: “Quiero ser artista en mi pueblo, Fuentes Claras”.