Al igual que sus padres, José Antonio Esteban mantuvo el cultivo de azafrán familiar y ha inculcado a su hijo esta tradición compartida en el Jiloca. Ambos regentan ahora ‘Azafrán La Carrasca’, su propia empresa y con la que desde Blancas llevan a cualquier rincón del planeta su ‘oro rojo’ y los novedosos productos basados en él

El azafrán en Blancas, en la comarca del Jiloca y en la provincia de Teruel, fue introducido por los árabes. Expertos en agricultura en terrenos con climatologías duras y con poca agua, encontraron el terreno ideal en nuestras tierras para su desarrollo.
Desde entonces ha sido un producto especial, al que se ha llamado “el oro rojo “, por su gran valor, ya que es la única especia que aporta: color, olor y sabor a los alimentos, y al que se le han atribuido en todas las civilizaciones propiedades medicinales (se calcula que el 80% del azafrán que se produce a nivel mundial lo compran laboratorios farmacéuticos).


En Blancas se ha cultivado desde siempre, siguiendo de padres a hijos, hasta prácticamente desaparecer, provocado principalmente, como en el resto de los pueblos por la emigración de la población a las ciudades, lo que provocó la despoblación actual.
El cultivo del azafrán en Blancas fue un referente en el mercado agrícola. Mis padres, que se quedaron en el pueblo, mantuvieron este cultivo durante muchos años, y una vez jubilados, aún cultivaban un trozo pequeño en su huerto y gracias a esto, mi hijo conocía las flores del azafrán desde niño.
Hace ya unos años, nos planteamos plantar un trozo más grande, para que no fuera testimonial el azafrán. Siguiendo las indicaciones de mi padre llevamos a cabo nuestra primera plantación. Mantuvimos toda la tradición del cultivo, pero quisimos hacer algo diferente, y fue hacerlo con la certificación ecológica.


Esto costó muchos tramites, ya que nadie nunca había cultivado azafrán con certificación ecológica, ni en Aragón ni en España, y seguramente ni fuera de España, por lo que fuimos el primer cultivo con certificación ecológica que se hizo en España, y de lo que nos sentimos orgullosos, ya que sirvió, para que luego otros productores de la zona y del resto de España, pudieran hacerlo.
También iniciamos el desarrollo de nuevos productos, empezando con el primer licor de azafrán, y continuamos con queso con azafrán ecológico, chocolate con azafrán ecológico, aceite con azafrán ecológico, longaniza y chorizo con azafrán, capsulas con azafrán, esferificaciones de aceite con azafrán, té de roca ecológico con azafrán.
Hemos sacado una línea de orfebrería con azafrán, que desarrollamos con Teresa Villarroya, artesana también descendiente de nuestra comarca, y propietaria de Quimera Artesanía.
Posteriormente mi hijo Carlos, viendo el potencial del azafrán a nivel internacional, decidió estudiar el Grado Superior de Comercio Internacional, con la intención de aumentar la superficie plantada, crear nuestra propia envasadora, y buscar contactos internacionales, para comercializarlo.
Al ampliar la plantación, y para poder tener garantizado el agua para el azafrán en estos tiempos de inseguridad climática, hicimos un pozo en la finca, y conseguimos agua de sobras para la plantación actual y futura.


Todo lo hemos hecho desde Blancas, basándonos en la tradición y experiencia de mi padre, y la formación para poder viajar fuera y dar a conocer nuestro producto. Tenemos la envasadora en Blancas, tenemos la tienda física en Blancas y la tienda virtual en internet, en nuestra página web www.azafranlacarrasca.com
Mi hijo tiene su casa en Blancas, donde reside, con lo que es un ejemplo, que se puede desarrollar proyectos de vida desde los pueblos pequeños, basándonos en lo tradicional, con formación adecuada, y utilizando las herramientas y posibilidades que nos dan los tiempos actuales, y sobre todo, con mucha ilusión y ganas por apreciar lo nuestro.

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