Jane Austen

Mar 6, 2023

Querida Jane. Soy yo quien por fin escribe aquella carta de amor de la que tantas veces hablamos cada vez que se fallaban los premios del concurso de literatura epistolar al que nunca llegamos a escribir.
¿Por dónde empiezo? Desolado por la tragedia de la vida una vez más escribo estas líneas a golpe de dolor y recuerdo con lágrimas en lugar de tinta. ¡Se acabó una vez más la comedia de la vida! Me cuesta horrores, todo me duele, y lo primero, perdón, pues no voy a saber escribirte tanto cuanto mereces.
Te has ido en medio del frío, quizás por eso ahora recuerdo que te regalé ‘El origen del frío’ de J.A. Vizárraga.

Siento escalofríos. ¿Qué sucederá en agosto cuando llegue y no te encuentre?. ¿Recuerdas? Fue allá por el 2015 tras mucho escribir cuando surgió ‘Cuando las vacas daban leche’, y te encantó.
Del simple saludo de toda la vida pasamos a la amistad y nos empeñamos en recuperar el tiempo perdido, como si eso fuera posible o hubiese ocurrido, a la complicidad, a los sanroques efímeros y aquella paella de conserva y visita a tu peña que nunca llegó.


Y aquel 14 de agosto en la plaza de la iglesia cuando volvieron Los Inhumanos y ¡qué chasco! y ¡qué frío! y ¡qué viejos estaban! ¿Qué estás leyendo?, preguntaste. No te rías, contesté. Orgullo y prejuicio.
Novela que ya habías leído por que eras una lectora consumada y nos recomendabas librerías y te apasionaba el teatro, te encantaba actuar, lo mismo que ayudar a tus semejantes. ¡Soñabas con Calamocha! Pero, ¿a quién quiero engañar? Por mucho que escriba no encontraré palabras para agradecerte tanto como te debo.


Me pedías que escribiera de nuestro eterno amor por el pueblo y eras tú precisamente, mejor que yo, una embajadora extraordinaria. Fuiste mi mayor apoyo conforme más y más gente iba leyendo el blog e íbamos subiendo peldaños juntos, necesitaba tus consejos.
Recuerdo cuando me llamaste tras enviarte el pregón de Semana Santa, la primera en leerlo fuiste tú, fue emocionante, luego fueron llegando otros escritos y tú eras siempre la primera. ¡Ha sido tanto lo compartido! Y tan triste este último año. “No dejes de escribirme”, recuerdo, seguía pasándote escritos que nadie ha leído y sonreías y te pasé los audios del acto del Covid en el teatro y llegó el silencio. ¡Tú que corrías a dar las gracias! Me temí lo peor y mi madre la tarde del 30 de enero me dio la noticia de tu muerte.
De la crónica de Calamocha delviernes 12 de agosto de 2022:
De parte tarde me escapo a visitar a Jane Austen para llevarle la copia número uno de la crónica en papel, las otras cuatro quedan en la radio, El Comarcal, la biblioteca y el archivo.
Voy al tercer barrio con miedo, a la hora de cenar. Entro en su casa y me abraza con fuerza, me derrumbo, no deja de sonreír, mañana se marcha a Zaragoza, no sale de casa, pañuelo a la cabeza y pijama de rayas, “la vida es bella”, charra, también su madre, hermano y familia, los cinco minutos se convierten en una tarde noche maravillosa.


Ella tapa la puerta, me abraza con fuerza y me sonríe, me quiere, no puedo escapar, me iré cuando me deje, desborda vitalidad, la conversación resulta imborrable. Quedamos en tomar la fresca el año que viene. Nos encanta hacer planes. Sentirnos vivos.


Para Conchi Martín: Gracias. Todos los besos del mundo. Te queremos un montón. Seguiremos hablando, sé que en sueños como otros que se han ido vendrás a verme o yo te buscaré. Recuerdos a la Tía Nati.

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