He escrito ocasionalmente en este Comarcal sobre los darocenses excelentes de todas las épocas, algunos de ellos distantes en el tiempo, pero otros vivieron en el mismo momento e incluso convivieron y se relacionaron. También he escrito sobre algunos no tan excelentes, pero que había que mencionarlos, porque al fin y al cabo, todos, los buenos y los malos, forman parte de la historia. Todavía quedan algunos de los primeros a los que ofrecerles un pequeño homenaje en este periódico, y quiero dedicar este último artículo del año 2023 a dos de ellos, un hombre y una mujer muy importantes para Daroca.

Él había nacido en esta ciudad, descendiente de varias generaciones de darocenses, sin embargo, terminó sus días en Madrid, en donde descansa. Ella no era natural de Daroca, sino de un pequeño pueblo de Navarra, llamado Eslava, cerca de Tafalla, en donde vino al mundo en 1904, sin embargo, pasó en nuestra ciudad una buena parte de su vida, nada más y nada menos que 28 años, y aunque falleció en Olmedo en 1954, sus restos fueron trasladados a Daroca en 2003 en donde descansa desde entonces, en su convento del Rosario, al que ella llamaba cariñosamente “el Palomarcico”. Ya se imaginan los lectores que me estoy refiriendo a sor Teresita del Niño Jesús, madre dominica del monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Daroca, cuyo nombre de pila era Felisa Pérez de Iriarte. El otro personaje es el gran músico darocense Ángel Mingote Lorente, padre del genial Antonio Mingote, e hijo de Tomás Mingote, también músico y cantor de la Iglesia de Santa María de Daroca. Este en cambio, como ya he dicho, habiendo nacido en Daroca en 1891, falleció en Madrid en 1961.

Estos dos “darocenses”, sor Teresita y don Ángel Mingote, se cartearon regularmente, casi siempre por temas relacionados con la música, partituras y letras para el coro del convento. Es bien sabido que este monasterio de Daroca ha estado siempre muy vinculado a la música, incluso una hermana de Pablo Bruna “El Ciego de Daroca”, sor Orosia, música también, fue monja en él. En este caso, la carta de sor Teresita, que lamentablemente no tiene fecha pero por inequívocos aspectos de su contenido podría fecharse en torno a 1945, es una felicitación de Navidad dirigida a Ángel Mingote y a su familia, que comienza con “mis muy amados en Dios señor Ángel y familia (…) un saludo muy sincero de cariño en estos días hermosísimos de Navidad”.

Pero en la carta se hace mención también a la música, ya que sor Teresita reitera a don Ángel su agradecimiento por los villancicos que tiempo atrás envió al convento. “En estos días cuando cantamos sus villancicos lo añoramos aún más”. También le comenta que recientemente han ingresado algunas novicias o postulantes y se refiere a ellas en esta frase tan natural: “Son unas chicas muy “majicas” con las que esperamos reforzar el coro porque nosotras nos estamos haciendo viejas y no hay derecho que estropeemos escandalosamente sus hermosas canciones”. Sor Teresita se incluye dentro de las “viejas” monjas cuando tendría escasamente los 40 años, comparándose con las nuevas monjas, cuya edad rondaría los 16. Aprovecha sor Teresita para pedirle al músico que siga enviándoles todo lo que pueda de su música y sus letras que “nosotras las interpretaremos con más cariño que nadie”.

Termina la carta la madre dominica enviando un saludo a Carmen, la esposa del músico y a “los chicos”, en los que sin duda estaba incluido el ya mencionado Antonio Mingote, y la firma al pie como “Sor Teresita del Niño Jesús. O.P.”.

DESDE DAROCA. Pascual Sánchez

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