Las comarcas del Campo de Daroca y Jiloca, situadas en el corazón de Aragón, comparten una rica tradición en torno al fuego y su significado ancestral. Las hogueras, elemento central de muchas celebraciones, no solo iluminan la noche, sino que también unen a los pueblos en torno a un símbolo de purificación, renovación y comunidad.

En estas comarcas, el fuego ha sido históricamente un elemento de unión entre los pueblos. Las hogueras, encendidas en plazas y lugares emblemáticos, convocan a vecinos de todas las edades a compartir un momento de convivencia y celebración. Alrededor del fuego, se comparten historias, se cantan canciones populares y se fortalecen los lazos que unen a la comunidad. El fuego, además de ser un elemento festivo, también representa la energía que impulsa la vida en los pueblos. Durante siglos, la leña ha sido una fuente de calor fundamental para los hogares y las actividades tradicionales. En la actualidad, esta energía ancestral se complementa con las energías renovables, que avanzan en el desarrollo de la eficiencia y la reducción de costes para los vecinos.

Las hogueras también cumplen un papel simbólico importante: la quema de lo viejo y lo que ya no sirve. Esta práctica representa la necesidad de desprenderse de aquello que ya no es útil, tanto en el plano material como en el personal. Las llamas purificadoras consumen las maderas y árboles inservibles, dejando espacio para lo nuevo y lo que está por venir.

A lo largo del año, son muchas las ocasiones en las que el fuego se convierte en protagonista de las celebraciones en las comarcas del Campo de Daroca y Jiloca. Las hogueras de San Juan, por ejemplo, marcan el inicio del verano y la llegada del solsticio. Las de San Blas, con la celebración de fiestas en Caminreal o las de San Valero por estos días. En estas fiestas, el fuego purificador se une a la música, la danza y la gastronomía local. Son momentos de encuentro y convivencia en los que se refuerzan las identidades locales y se transmiten las tradiciones de generación en generación. Las hogueras y las celebraciones en torno al fuego son un legado cultural vivo. La combinación de la tradición de las hogueras, con el uso eficiente del fuego como fuente de energía y el impulso de las energías renovables están contribuyendo a crear un modelo de desarrollo más justo y respetuoso con el medio ambiente.

En este sentido, es importante destacar el papel de los vecinos, que cada vez están más concienciados sobre la importancia de cuidar el planeta y de adoptar prácticas más sostenibles en su vida diaria. La participación ciudadana es fundamental para construir un futuro mejor para todos. Sigamos entendiendo el fuego con el respeto que se merece y juguemos con él en invierno y dejémoslo tranquilo en verano, que es el quién también nos produce grandes sustos con los devastadores incendios arrasando con los montes y los diferentes animales que viven allí. En definitiva, disfrutemos del fuego con responsabilidad y respeto, especialmente durante los meses de invierno. Pero recordemos que el fuego también puede ser peligroso, y debemos extremar las precauciones, especialmente en verano.

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