Las protestas de agricultores y ganaderos recordando el movimiento 6F en España y en nuestras comarcas han vuelto a reflejar la difícil situación que atraviesa el sector primario en estas zonas rurales. Sin embargo, estas protestas se han visto marcadas por la división interna del sector, lo que ha debilitado su impacto y ha impedido que las demandas de los trabajadores del campo sean escuchadas con la fuerza necesaria.
Uno de los factores que ha contribuido a esta división ha sido el surgimiento de nuevas organizaciones como AEGA, que si bien buscan defender los intereses de los agricultores y ganaderos, han generado fricción con las organizaciones ya existentes. Esta competencia entre diferentes “sindicatos” ha provocado que las protestas se diluyan en acciones aisladas y de menor envergadura, perdiendo así la capacidad de presión que tendrían si se llevaran a cabo de manera conjunta y coordinada.
Es cierto que toda protesta es legítima y necesaria para hacer oír las reivindicaciones de un colectivo, pero es fundamental que estas acciones se realicen con mesura y respeto, sin perjudicar en exceso al resto de los vecinos. Si las protestas se vuelven demasiado disruptivas o generan un impacto negativo en la vida cotidiana de la comunidad, además corren el riesgo de ser percibidas como un perjuicio en lugar de una causa justa por la que luchar.
Uno de los temas que más preocupa al sector primario es la competencia desleal de terceros países, especialmente en lo que se refiere a las importaciones procedentes de Mercosur. Los agricultores y ganaderos denuncian que estos productos no cumplen con los mismos estándares de calidad y seguridad que los europeos, y que se venden a precios inferiores, lo que les genera una gran desventaja competitiva.
En este sentido, es fundamental que las instituciones europeas tomen medidas para garantizar que las importaciones de terceros países cumplan con los mismos requisitos que los productos europeos. De lo contrario, se estará poniendo en peligro la viabilidad del sector primario en Europa. El sector primario en nuestros pueblos se enfrenta a un auténtico reto de supervivencia. La falta de relevo generacional, la competencia desleal de productos importados, los altos costes de producción y la escasez de recursos hídricos son solo algunos de los problemas que amenazan la viabilidad de la agricultura y la ganadería en la comarca del Jiloca y Campo de Daroca.
Ante esta situación, es crucial que los agricultores y ganaderos busquen el camino de unidad y colaboración, dejando de lado las diferencias y trabajando juntos para defender sus intereses comunes. Solo así podrán hacer frente a los desafíos que se presentan y garantizar un futuro digno para el sector primario en nuestros pueblos.