NIEVES SÁNCHEZ
opinión Concejala del Ayto. de Calamocha

A veces nos pasa. Tener algo valioso cerca de casa, que vemos a
menudo pero que no hemos reparado en su importancia, en la vida
que albergó, en las historia que podría contar, en cómo ha modelado
parte de nuestro pasado y, por tanto, conforma nuestro futuro.
Es el caso del Aeródromo de Calamocha. Todos sabemos que está
ahí, que operó años antes de la Guerra Civil Española, que entre diciembre
de 1937 y mayo de 1938 fue clave por la proximidad de los
frentes en las Batallas de Teruel, Alfambra y del Ebro pero ahora,
con su caserío abandonado, languidece entre infraestructuras que
son más útiles a nuestras necesidades actuales, entre un polígono
industrial y una autovía; al lado de un “espejo” de placas fotovoltaicas
en las que podríamos reflejar nuestra ignorancia a modo de
abalorios que llevaban los conquistadores a “las Indias” en el s.XV.
Sin embargo sigue siendo el mejor aeródromo de los 14 que operaban
en la provincia entre 1927 y 1939, sigue siendo el lugar donde
hicieron “la mili” muchachos ilusionados, sigue siendo el campo elegido
para traer los Junkers JU-87 de la Legión Cóndor, los nuevos
bombarderos en picado que trajeron los alemanes usando nuestra
guerra civil como campo de pruebas para la II Guerra Mundial.


No disponemos de la parcela que ocupa, pero sí de gran cantidad
de información, de elementos materiales que se usaron en sus instalaciones
y por sus usuarios; de anécdotas, cartas personales, instrumental
para los usos de las otras actividades que daban soporte
y operatividad a los aviones. Contamos, aún, con testimonios vivos
y recuerdos de personas que trabajaron en sus instalaciones.
Disponemos también de un espacio municipal infrautilizado en
el edificio del Museo del Jamón. Un edificio atendido por personal
técnico y una parcela con dimensiones generosas para alcanzar los
propósitos que nos hemos propuesto.
Hace casi 100 años, el sueño de un visionario, el médico D. Antonio
Caja quien reparó en que Calamocha está en el pasillo aéreo
entre Madrid y Barcelona; dio origen al aeródromo y las instalaciones
propias para la navegación aérea, como una estación meteorológica
y un radio-faro.


Hoy Teruel Existe, haciendo lo que sabemos hacer mejor, trabajar;
viendo que desde 1963 se ha ignorado, hemos redactado un anteproyecto
con la idea que mueve todo nuestro interés, que no es
otro que aprovechar retazos de nuestra historia y darnos a conocer
a todos los que quieran saber, porque sólo conociendo valoramos,
solo valorando respetamos y solo respetando nos hacemos mejores
personas.
Usando el espacio bajo cubierta del Museo podremos habilitar
una exposición permanente con todos los artículos de los que disponemos
y la generosidad de los calamochinos, a quienes llamamos
desde aquí para que donen los elementos que guardan o los testimonios
que mantienen viva la memoria del aeródromo.
Este primer paso costará al Ayuntamiento unos 4.000 €. Habrá
más fases pero también tenemos más tiempo. Una excusa que puede
esgrimir el equipo de gobierno del partido socialista es que no hay
dinero; será verdad porque de tener 4.000 € ya habrían activado
este recurso. Pero si no lo hay, calamochinos, cuando hay voluntad,
hay muchas formas de solicitarlo (ayudas, subvenciones, planes,
FITE…) o bien con recursos propios. Queremos que el Museo y el
espacio expositivo sea un Punto de Referencia para los visitantes de
las trincheras de la comarca, para informar de los recorridos, las
localizaciones, para orientar a los que llegan preguntando por los
vestigios bélicos, para que conozcan el importante papel que tuvo
Calamocha en esta etapa bélica del país.


Conforme más investigamos, más potencial encontramos en él.
Con cada persona que hablamos, nos encontramos con mayor ilusión
por recuperar algo que fue tan nuestro. Estamos convencidos
de que puede ser un buen revulsivo turístico y generar sinergias
con todo lo que hoy en día ya ofrece Calamocha, por eso invitamos
al equipo de gobierno a comenzar destinando el presupuesto que
necesita esta primera fase con la intención de ir creciendo hasta dotarlo
del equipamiento que permitirá desarrollar el gran atractivo,
como foco de atención turística, del Aeródromo de Calamocha.
Hace 100 años Calamocha fue diferente, hoy tenemos la ocasión
de ser diferentes, de utilizar nuestros recursos para generar riqueza
impulsada por un turismo distinto, tenemos la ocasión de mantener
viva la memoria de lo que fuimos para guiar una parte de
nuestra economía.
(Nota: Este proyecto y su memoria han sido redactados íntegramente
por Teruel Existe Calamocha, en nada ha colaborado, ni tenido
que ver el Centro de Estudios del Jiloca. Sin embargo, por la
cualificación de sus técnicos, estamos seguros que, de permitir el
desarrollo de nuestra propuesta y la incorporación del CEJ, el proyecto
mejorará).

Comparte esta Noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *