Carta primera a los heridos por las letras y la tradición oral. Oyentes de mil y una historias condenadas al olvido. Carta después a los hoy nuevos y efímeros ayuntamientos. Donde el cronista de Calamocha da cuenta de su soledad y viene a pedir el esfuerzo, sobre todo a los primeros, de aceptar ser nombrados.

El día de Navidad del año 2020 me llamó el alcalde Manolo Rando y me preguntó si quería ser cronista. Le dije que sí. ¿Qué otra cosa podía hacer? Unos días después comencé a escribir tal que así, sin más:

Al lector del presente si da en leer la crónica ruego tenga en cuenta que no está escrita para él, por tanto, no juzgue precipitadamente, de modo que si en ella se siente reflejado, piense que lo dicho o hecho por usted dentro de cien años será leído por aquellos lectores a quienes sí va dirigida la crónica y apenas reparan en uno u otro asunto, pues tan solo buscaran una idea general de lo que hicimos o dejamos de hacer, en suma de lo que fuimos.

El motivo inicial de mi nombramiento, quiero pensar, y más en un lugar como Calamocha que muestra tanta pasión por las epístolas, se encuentre aquí:

Carta del Centro de Estudios del Jiloca a los ayuntamientos solicitando el nombramiento de cronistas, junio de 2018. (Extracto)
Estimados Srs. Alcalde y Concejales:

…sugerir a los ayuntamientos de nuestra zona la creación de la figura de los CRONISTAS OFICIALES de nuestros pueblos.

Como sabrán, la figura del Cronista Oficial tiene carácter honorífico, se presta de forma gratuita y altruista. En cuanto a su función, como indica el propio nombre de Cronista, es la de elaborar cada año una crónica de los sucesos más importantes acontecidos en la población…

Si creemos que Calamocha será eterna, que nunca desaparecerá, estamos equivocados. Lo mismo podríamos pensar que somos inmortales. ¡Valiente tontería! Basta con mirar a nuestro alrededor y sentir el dolor de los pueblos que nos rodean viviendo una amenaza tras otra. Todo ayuda. Urge ponerse a escribir.

Dice la RAE: Crónica: Narración histórica en que se sigue el orden consecutivo de los acontecimientos. Y en cuanto a Cronista: Autor de crónicas. Historiador oficial de una institución. Aunque esto pueda resultar demasiado pretencioso y ser un freno en lugar de un aliciente.

El mejor consejo me lo dio Juan Antonio Alonso Resalt, presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, de la cual formo parte:

“Debes escribir y escribirlo todo. Todo lo que te apetezca. Te parezca que tenga o no relación con Calamocha. Eres cronista de un lugar, pero también de un tiempo. No te obsesiones por revisar, por mirar atrás y leer lo que has escrito. Déjalo tal cual. Simplemente escribe”.

Y si alguien se pregunta qué escriben los cronistas de hoy, según se lee en la página de RAECO, lo que les viene en gana. Unas veces, mayormente y en buena lógica lo que trae el tiempo y otras muchas: recetas de cocina, viajes, recuerdos, obituarios (demasiados), chismes. Demostrado esta que cuanto más pequeño es un pueblo, más prolífico es su cronista.

A ver si en unos años y entre todos, con la ayuda del Centro de Estudios del Jiloca, podemos editar un pequeño cuaderno con las crónicas del país. Todo es empezar.

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