La Historia de los Corporales ha sido escrita en innumerables ocasiones, pero además, en otros tiempos, en los que la mayoría de la gente no sabía leer, existieron otras formas para hacer llegar aquellos hechos a todo el mundo por medio de dibujos, pinturas esculturas, etc.

Entre los siglos XVI y XVIII se publicaban con regularidad sencillas narraciones a base de xilografías con los distintos momentos del suceso, pero mucho tiempo antes, hacia mitad del siglo XV, en el presbiterio de la capilla de los Corporales se colocaron dieciséis viñetas rectangulares de 110 cm. de largo y 65 cm. de ancho, agrupadas de cuatro en cuatro, que narran de forma muy resumida la historia de los Corporales, tal como se conocía a través de la Carta de Chiva. Se encuentran colocadas de manera cronológica y muy ilustrativa, desde el momento en que las tropas concejiles salen de Daroca, hasta pasados varios años, cuando vuelven a la villa detrás de la mula con los Corporales a su lomo.

Algunas de ellas, lamentablemente, se encuentran destruidas desde finales del siglo XVIII cuando se construyó el óculo en donde actualmente se encuentran los Corporales. Hubo que abrir unas puertas de acceso al actual Camarín y fue “necesario” romper cuatro de esas viñetas.

No obstante, con las que quedan, puede perfectamente entenderse toda la historia de los Corporales a través de sus momentos más importantes.

Las cuatro primeras, situadas en el lado izquierdo se conservan en perfecto estado y narran la salida de los soldados cristianos de Daroca. Las tropas, compuestas de infantes y caballeros avanzan por el campo, van armados con ballestas, lanzas y espadas y llevan banderas de varios colores. En el cuarto relieve, se muestra una primera batalla con los moros.

En el segundo cuerpo, se aprecian dos grupos de soldados en torno a una tienda de campaña con varias banderas, tal vez preparados para una nueva batalla y un grupo de soldados a caballo se lanza a la lucha, seguramente el artista quiso representar a las tropas cristianas preparadas para atacar el castillo de Chío. En las dos restantes viñetas, que están destruidas, se narraría la celebración de la misa con la consagración de las seis formas y quizá el inicio de una nueva batalla entre moros y cristianos.

En el grupo tercero se recoge el final de la batalla entre cristianos y sarracenos con la victoria de estos últimos. El momento en que el sacerdote, una vez recuperado el corporal, muestra a los soldados el paño con las hostias ensangrentadas y pegadas al lino, y ellos las adoran fervorosos. Las dos viñetas siguientes están también destruidas, sin embargo en la última de ellas se aprecia una iglesia con su torre.

El cuarto grupo podría representar la capitulación entre el gobernador moro y el rey Jaime I, y la entrega del territorio al general Berenguer de Entenza. El recorrido de la mula desde tierras valencianas con el arca de los Corporales, entre clérigos y soldados a caballo. La mula ante una pequeña iglesia, sin duda la del hospital de San Marcos de Daroca, donde el animal dobló sus patas y la procesión desde la iglesia de dicho monasterio al interior de Daroca, a través de la Puerta Baja.

Se trata de relieves de gran calidad y claro sentido narrativo, con figuras muy pequeñas, que tienen alguna semejanza con algunos grupos del banco del retablo de La Seo de Zaragoza, y no es de extrañar, pues la obra está atribuida a Pere Johan, quien tenía su taller en Daroca, y es también autor del retablo mayor de la Seo de Zaragoza.

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