La N-234 que conecta Sagunto con Burgos y que atraviesa las comarcas de Daroca y del Jiloca, ha sido en poco tiempo el escenario de dos accidentes de tráfico mortales. Uno de ellos tuvo lugar en uno de los cruces existentes en la localidad de Báguena, cuando un turismo se incorporaba a dicha nacional. Recientemente, ha tenido lugar otro trágico accidente en otro punto de la N-234 a la altura de la localidad de Torralba de Ribota, cerca de Calatayud. Un tramo en el que a pesar de estar marcado como línea discontinua, ha sido víctima de un choque frontal entre dos coches, resultando fallecidos todos los ocupantes. La N-234 es una carretera muy transitada por camiones en nuestro día a día, y donde en época invernal, se suman otros peligros a tener en cuenta. Los corzos o jabalíes que la cruzan en busca de comida son uno de ellos. Sobre todo hay ciertos tramos que constituyen un paso natural para ellos que lo utilizan en busca de comida en los campos de panizo más cercanos o simplemente para ir a beber agua al río. La nieve es otro de esos obstáculos que tiene esta carretera, donde prácticamente cada año el Servicio de Carreteras se encarga de despejar rápidamente la nieve para recuperar la correcta fluidez de la circulación y la comunicación entre localidades.
No pueden decir lo mismo los vecinos de Santed que durante la famosa ‘Filomena’ quedaron incomunicados y sin luz durante dos días enteros. Es evidente que la disponibilidad de servicios no es la misma que en las ciudades, pero las personas que vivimos aquí podemos presumir de ser más resistentes a las bajas temperaturas y a situaciones adversas como la nombrada Filomena. El frío y las bajas temperaturas han forjado un carácter propio de esta zona que componen las comarcas del Jiloca y de Daroca. Un territorio que dispone de carreteras solitarias e infinitas, pero que a la par son espectaculares y bellas, propias de grandes y pequeñas producciones cinematográficas. Sirva de manifiesto el prestar una mayor atención en nuestras carreteras y que la escasa inversión que hacen algunos de los gobiernos en las comunicaciones terrestres secundarias no sea sinónimo de peligrosidad al volante. De esta manera, se evitarán situaciones que a ningún medio de comunicación nos gustaría contar. Mientras tanto podemos disfrutar de las carreteras que tenemos y solicitar que estas reciban infinitas inversiones que disfrutemos todos.