El Carnaval es una de las fiestas con más arraigo en nuestra cultura.
Tanto en su vertiente cristiana (es decir, como tránsito de lo
cotidiano al periodo de cuaresma) como en su forma más pagana;
es ante todo un periodo de libertad en el que se rompen la rutina y
el orden a través de las máscaras y los disfraces. En los pueblos de
nuestra comarca los Carnavales tenían gran relevancia, siendo una
de las fiestas más importantes del año y haciendo que cada pueblo
desarrollase sus propias tradiciones durante estos días.


El Carnaval fue prohibido durante la época franquista haciendo
que en muchos lugares la fiesta tradicional haya desaparecido,
quedando solo en el recuerdo de los más mayores sus historias,
anécdotas y personajes. A través de estas memorias, asociaciones
como las de Luco o Torremocha han intentado recuperar su fiesta.
No es el caso de Villafranca del Campo, donde los carnavales nunca
se perdieron. El carnaval de Villafranca tuvo su momento de brillantez
durante el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, siendo la
fiesta más grande del año en el municipio. Los testimonios anteriores
a la Guerra Civil que se han recogido hablan de una gran camaradería
y un buen ambiente en una fiesta que duraba de domingo a
martes. Son pocos los testigos que quedan de aquellos tiempos, pero
parece que eran habituales los personajes ataviados con pieles y
sacos que portaban esquilos y cencerros, disfraces con sayas viejas
y sujetos con varas que perseguían a los chiquillos y pintaban a la
gente con pelleta manchada con hollín o grasa de carro.


Durante la Guerra Civil las actividades se suspendieron,
siendo en 1937 cuando se dio la orden para prohibirlos en el Jiloca.
Parece que el principal motivo fue evitar
venganzas y represalias aprovechando
el disfraz. Durante los primeros años de
posguerra se mantuvieron en Villafranca el
baile y los días festivos, y pese a que hubo
intentos de disfrazarse, estos fueron amonestados
por las autoridades. Pasados unos
años, en la primera mitad de los 50, los vecinos
recuperaron la fiesta con disfraz, aunque
sin máscara.


El Carnaval de Villafranca era conocido
en toda la comarca. Eran tres días en
los que todo se permitía y todo el mundo se
llevaba bien. La fiesta comenzaba el domingo por la mañana cuando
todos se reunían en la plaza con su disfraz oculto (antaño, con
la máscara puesta). Daban vueltas al pueblo con la charanga y al
terminar, todos descubrían su disfraz y su identidad.
Los tres días eran bastante parecidos, siendo el martes el más
gordo. La gente del pueblo salía disfrazada y recorría las calles, las
plazas y las casas, actuando a su libre albedrío sin que nadie les
dijese nada. Los mozos solían quedarse después del baile hasta altas
horas de la madrugada, durmiendo en pajares o en cuadras y
comiendo en cualquier casa que tuviera la puerta abierta.
La mañana del martes de carnaval – hoy en el sábado – se
llevaba a cabo la azuletada. Los niños y adolescentes pintaban con
azulete a todo aquel que se cruzaba en su camino, heredando la tradición
de untar con pelleta con grasa. Nadie que pasase por Villafranca
aquel día se marchaba sin ir pintado de azul, incluso hubo
años en los que bajaron otros pueblos con el autobús para manchar
a los locales. La fiesta finalizaba esa tarde con el Entierro de la Sardina,
en el que un personaje vestido de cura oficiaba un funeral en
latín con una sardina rancia.


Del Carnaval de Villafranca se recuerdan numerosas anécdotas:
declaraciones inoportunas debido a confusiones por el disfraz,
pintar de azulete a los agentes de la Guardia Civil, la vez que
se disfrazaron de la San José y La Virgen con el burro del niño, etc.
Aunque si algo llama la atención era la costumbre de comer en casas
ajenas, demostrando el buen ambiente y la confianza que existía
aquellos días entre los vecinos.
En Villafranca el Carnaval siempre
ha sido ‘la fiesta delas fiestas’, constituyendo
una seña de identidad. Las prohibiciones
franquistas solo provocaron su evolución,
haciendo que sus habitantes jamás perdieran
la ilusión y el orgullo por una fiesta única
en toda la Comarca.


Si quieres más información al respecto,
tienes el artículo completo en el Baúl de la
Memoria, o puedes mandarnos un correo a
secretaria@xiloca.com. Y tú, ¿conoces más
tradiciones como estas? ¡Queremos que nos
las cuentes! Acércate, pregunta, curiosea.

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