En la madrugada del 4 al 5 de junio de 1951 se produjo un robo en la iglesia de San Martín del Río que tuvo una gran trascendencia social porque además del aspecto material fue robado también el Santísimo Sacramento, algo que causó gran estupor en el pueblo y todo su entorno. En cuanto a lo material, los amigos de lo ajeno se llevaron algunas piezas del órgano y un valioso cáliz que había en el interior del sagrario, y este contenía varias hostias consagradas.
El párroco, don Venancio Andrés Berna, evidentemente disgustado por el robo, dio cuenta al vicario de la zona y por supuesto a la Guardia Civil. Envió también una nota al arcipreste da Daroca que comenzaba diciendo: “Amigo Andrés, sube cuanto antes pues esta noche han entrado en la iglesia y me han robado al Señor”.
Escribió también unas letras dirigidas al ladrón o ladrones que fueron leídas desde el púlpito de la iglesia en los días siguientes y también enviadas al párroco arcipreste de Daroca, para que hiciese lo mismo en la misa dominical en su Iglesia de Santa María de los Corporales.
De esta emotiva epístola destaco alguna de sus frases, tal como fueron dichas desde el púlpito: “Todos conocéis el sacrílego robo que convirtió la noche del cinco de junio en la más negra del siglo y llenó de tristeza al pueblo de San Martín y su comarca (…) como queriendo envolver y encubrir su maldad con el manto negro de la misma noche, Jesús Sacramentado en su propia casa y sagrario, recibió la visita de un enemigo, de uno de esos hombres que prolongan en la tierra la raza de Judas (…) ladrón sacrílego; quien quiera que seas; tu silueta de trazas negras es tan repugnante como la de Judas (…) más te valiera no haber nacido. Tu acción ha sido tan negra como el pensamiento que te la inspiró (…) Lo único blanco en esta trágica escena corresponde a las formas consagradas que con sus blancos rayos hubieran iluminado tu negra alma (…) Dime, ladrón sacrílego, si solo entraste a robar bienes materiales, porqué no te limitaste a eso? ¿Qué necesidad tenías de que tu ignorancia o tu maldad robasen también la persona eucarística del Santísimo?
El robo se produjo, como ya se ha dicho, en la madrugada del 5 de junio de 1951, y además de en este pueblo, hubo gran sentimiento en toda la redolada de ambas provincias de Teruel y Zaragoza, por lo que el día 17 del mismo se celebró en la iglesia de San Martín un acto solemne que resultó multitudinario. Acudió gente de todos los pueblos cercanos y menos cercanos. No faltaron a la cita las gentes de Báguena, Burbáguena, Luco, incluso de Calamocha, pero tampoco de Villanueva de Jiloca y de Daroca, de donde acudieron más de 300 personas, algunas en tren, otras en autobús o coches particulares, y muchas de ellas a pie. Y al frente de todas ellas una representación de la Iglesia de Santa María, con su arcipreste y varios clérigos, todos ellos revestidos con capas y roquetes y portando cetros, y en la ceremonia concelebrada por un buen número de sacerdotes no faltaron los cánticos seguidos por los fieles asistentes, tanto en el interior del templo como fuera de él, en la plaza, porque la iglesia se había quedado pequeña.
Pasados unos días don Venancio volvía a escribir al arcipreste de Daroca agradeciéndole su asistencia en la pasada ceremonia del día 17 y comunicándole que según el vicario episcopal “se están moviendo” para que el robo se esclarezca cuanto antes.
DESDE DAROCA. Pascual Sánchez