La artista bañonera protagoniza el mes de noviembre en el calendario ‘Pioneras’, impulsado desde la DPT

La pintora natural de Bañón Quinita Fogué Royo es la mujer referente del mes de noviembre del calendario ‘Pioneras’ de la Diputación de Teruel (DPT). Su figura protagoniza la decimoprimera página de este calendario que ejerce como un instrumento de visibilización y concienciación por la igualdad de género. Fogué, con más de 50 años de trayectoria profesional, es una artista polifacética y de reconocido prestigio


-¿Qué supone para usted formar parte de este calendario?
-Me siento muy honrada porque la mujer siempre ha sido muy importante en todo el valle del Jiloca, eso que no se olvide. Las mujeres iban a buscar el azafrán, a la siega, a las huertas… Está muy acertado y cada mes del calendario hay personas muy importantes, está muy completo. Estoy muy contenta, la verdad.
-¿Considera importante que los más pequeños cuenten con referentes femeninos y cercanos?
-Creo que es muy importante para los niños y niñas y podría llegar a los adolescentes para que vean la importancia de la mujer, la igualdad entre ellos, que sepan que pueden dar de sí igual. Creo que es muy instructivo para los colegios, que sepan que la igualdad existe, que debemos ser iguales y apoyarnos unos a otros.
-En su sector, en el mundo de la pintura, ¿ha encontrado dificultades por el hecho de ser mujer?
-En la pintura, en el arte, a la mujer siempre le han exigido un poco más. Durante siglos ha habido grandes pintores, con compañeras que eran tan importante como ellos, pero sobresalían ellos. A lo largo del tiempo las mujeres siempre hemos tenido que demostrar mucho más. Creo que ahora se está igualando bastante por todos los medios que hay, nadie sabe si eres un hombre o una mujer cuando cuelgas algo en una página. Pero todavía falta y se debe educar muy mucho a la gente muy joven, desde niños, para que haya esa igualdad y ese respeto, porque entre todos tenemos que ser una piña. Las mujeres de mi generación no lo hemos tenido nada fácil, se ha tenido que demostrar más.
-Nació en Bañón, ¿cuál ha sido la vinculación que ha mantenido con el pueblo y cuál es su relación actual?
-Nací allí y tengo mi casa familiar, mis padres vivieron durante mucho tiempo hasta que se hicieron mayores y tuvieron que venir a Zaragoza. Cuando era muy joven y vine a Zaragoza quizá estuve más ausente de ese espacio, de lo que era Bañón, pero ahora, con los años, valoro mucho más que entonces, esa tierra, ese paisaje, esa casa. Me siento tan feliz como si fuera una niña. Tengo mucha relación y la tengo más ahora.

¿Es Bañón una fuente de inspiración?
-Trabajo mucho los azules del cielo y he mirado mucho el azul que tiene toda la provincia de Teruel, que es un azul limpio, transparente. Me influye mucho en mi pintura. Cuando estoy en Bañón, por ejemplo todo el verano, sigo trabajando allí, ya que tengo un estudio, y me influye mucho la luz y los colores. Quieras o no, he viajado por cantidad de sitios y casi siempre, cuando he vuelto, he hecho una exposición sobre ello y he cogido la esencia que me ha transmitido, el paisaje o los edificios, pero en Teruel, en Bañón, en todo lo que es el Jiloca , sus colores marrones y rojizos me influyen mucho en mi estilo de pintura. No lo puedes evitar, quieres cambiar pero no puedes, porque lo llevas dentro, lo tienes metido en la retina y dentro de tu ser.
-Este año expuso por primera vez en el Museo de Teruel. Un hito que ha tardado en llegar.
-En el Museo de Teruel era la primera vez, pero había expuesto en otros lugares como la Fundación Térvalis, en Albarracín, etc. Exponer en el Museo fue un triunfo y comenté que sabía de dónde venía y quería saber a dónde iba. Mi meta en Teruel era exponer el Museo y fue una exposición espléndida con una selección de 45 años de trabajo, aunque llevo más. Fue un triunfo, al que se sumó lo del calendario. Estoy muy agradecida
-¿Cuántos años son de trayectoria profesional?
-Son más de 45 años, lo que pasa que se hizo una selección de esos años, porque yo trabajé también el esmalte, el grabado, la escultura… Elegimos obras distintas de esos años, pero yo empecé cuando vine a Zaragoza, con 22 años, empecé a trabajar, a pintar. Casi he perdido la noción de los años que llevo. Desde niña fue mi ilusión, cuando iba a la escuela en Bañón, los jueves era lo mejor, porque era el día de dibujo, se pintaba en el papel aquel de barba, que ahora no sé si existe y que era casi como el de acuarela, y lo pasaba genial, también poniendo los títulos en los dictados en los cuadernos. Para mí la pintura y la escritura era muy importante. Dentro de un mes voy a presentar en Zaragoza un libro que he ilustrado y escrito yo misma. Me ha interesado mucho la pintura, la escritura y la poesía. Desde niña tenía esa inquietud y la he ido desarrollando y no es fácil, cuesta. Además, estoy preparando una exposición para febrero, no paro. Proyectos tengo siempre, lo que no sé es si llegaré a cumplirlos todos. Creo que sí, porque las mujeres pioneras del Jiloca tenemos mucha fuerza y no perdemos nunca la esperanza.

Empezó de una forma autodidacta. ¿Qué consejo le daría a quien se inicie en el mundo de la pintura?
-Hay que nacer con esa inquietud. Un artista tiene que ser él mismo, aunque tengas una técnica, tienes que sacar todo lo que llevas dentro. Cuando trabajo, siempre pienso en lo que estoy sintiendo y lo que estoy plasmando. Deben ser libres a la hora de crear.

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