PILAR SARTO FRAJ
Acción Solidaria Aragonesa
Si nos dijeran que se ha estrellado un avión y que ha habido 400 muertos, estaríamos conmocionados. Israel, el 18 de marzo de 2025 rompió el alto el fuego en Gaza y bombardeó varios puntos de la franja. Además de esos más de 400 muertos -174 niñas y niños- hubo más de 500 heridos. Israel aniquiló a familias enteras en apenas unas horas.
Me niego a pensar que son números. Me niego a normalizar este genocidio. Hay que sentir que esos 400 muertos podrían ser familiares nuestros, para poner rostro y corazón a la indignación y la rabia. El Gobierno israelí no tiene un plan de paz, solo tiene un plan de anexión. Se ha normalizado el asesinato de palestinos y la limpieza étnica. No es una guerra, es un genocidio y la desaparición del pueblo palestino parece que sea la única solución.
La población gazatí estaba ya teniendo muchas dificultades para acceder a la asistencia humanitaria con las infraestructuras prácticamente destruidas y sin luz; en lugar de los tan necesarios alimentos, ropa, medicamentos –bloqueados por el ejército israelí- o refugios que les ayudarían a sobrevivir, les lanzan ataques aéreos que les matan y mutilan, recordándoles que ningún lugar es seguro.
De los fallecidos, más de 180 eran niñas y niños; muchos de ellos no han conocido en su vida más que el horror de la guerra. Un nivel intolerable de sufrimiento que continúa día a día. En una situación así, qué difícil es mantener la esperanza y soñar un futuro en paz.
Pasadas las dos de la madrugada hora local, la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, informó de que había ordenado al Ejército actuar “enérgicamente contra la organización terrorista Hamás en la Franja de Gaza”. Así de cruel, actuar contra la organización terrorista es matar a más de cuatrocientas personas, un capítulo más del genocidio. El ejército israelí asegura que los ataques, de los que EEUU fue previamente informado, se extenderán “el tiempo que sea necesario” y por supuesto, vuelve a culpar a Hamás de todo lo que sucede por no entregar a las 59 personas secuestradas el 7 de octubre de 2023 que siguen en este territorio palestino.
Teníamos esperanza en la tregua que hasta ahora estaba en vigor desde el 19 de enero, tras más de un año de bombardeos israelíes que se han cobrado la vida de 60.000 palestinos en un territorio que ha quedado destruido.
El diplomático palestino, Mohamad Safa, ha escrito que “no hay ninguna diferencia moral entre meter a gente en cámaras de gas y quemarla en zonas seguras dentro de tiendas de campaña (…) Cada lugar de Gaza está bajo masivos ataques aéreos israelíes y el mundo está en silencio”.
Israel ha dejado claras sus intenciones: no le importa la población palestina, no le importa seguir masacrando y destruyendo vidas inocentes. No le importa seguir con el genocidio que lleva más de un año y medio cometiendo en Gaza… volvemos a un discurso belicista en el que las vidas humanas no cuentan. No se habla del genocidio, del cierre de fronteras para que pueda pasar la ayuda humanitaria, de los cortes en el suministro de luz, de la retirada del ejército israelí según lo pactado.
Todo parece apuntar que las matanzas en Gaza podrían continuar mientras el enclave vuelve a una situación de asedio medieval. Cientos de miles de niños y niñas de Gaza están en riesgo de desnutrición severa y la situación hospitalaria es terrible. Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) comunica que son 284 los fallecidos de la agencia desde el comienzo del conflicto, el 7 de octubre de 2023. “Eran maestros, médicos y enfermeras: al servicio de los más vulnerables”. Desde hace casi tres semanas las autoridades israelíes siguen prohibiendo la entrada de cualquier ayuda humanitaria o suministros comerciales básicos. “Bajo nuestra atenta mirada diaria, los gazatíes viven una y otra vez su peor pesadilla. Un sinfín de suplicios inhumanos”.
La organización Human Rights Watch presentó un amplio informe de lo sucedido en los hospitales de la franja de Gaza y acusó el jueves 20 de marzo a las fuerzas militares israelíes de causar muertes y sufrimientos innecesarios a pacientes palestinos mientras ocupaban hospitales en Gaza, algo que equivale a crímenes de guerra. La privación de alimentos, agua y otros insumos por parte de las autoridades israelíes constituye un crimen de lesa humanidad de exterminio y actos de genocidio.
No podemos quedarnos paralizados ante tal desastre, hay que seguir reivindicando la paz y la justicia y enfrentarnos al genocidio contra el pueblo palestino.