Los Alguaciles

Abr 12, 2024

Parece claro que la palabra alguacil, como tantas otras que forman parte de nuestro vocabulario, es de origen árabe, y su traducción original sería la de ministro u otro cargo importante de la administración local. Sin embargo la mayoría de nosotros la relacionamos con ese personaje, a veces entrañable que veíamos por las calles de Daroca, parcialmente uniformado, pero siempre tocado con una gorra de plato que le daba ese aire de autoridad.


Pero como casi todas las cosas, también esta ha cambiado mucho. Actualmente esa figura ha desaparecido. Los más jóvenes solamente han oído hablar de él como ese personaje un tanto pintoresco.
Sin embargo, en otros tiempos no tan lejanos, o igual sí, existió en Daroca lo que podría denominarse un “Cuerpo de Alguaciles” con sus normas para el servicio del Ayuntamiento que cada cierto tiempo se renovaban o actualizaban. En 1909 se creó un nuevo estatuto que regulaba sus deberes y obligaciones, “Reglamento para el servicio de Alguaciles y Portero del Ayuntamiento de esta Ciudad”, que contaba con once artículos y siete más para el Portero, que era un empleo similar al del alguacil, pero con algo menos de “categoría” Los alguaciles tenían obligación de llevar siempre consigo una copia de los bandos y comprobar que se estaba cumpliendo lo ordenado en ellos.


En realidad el “Cuerpo de Alguaciles de Daroca”, cuya responsabilidad recaía en el Teniente Alcalde, se componía de dos o tres personas, sin embargo contaban con un reglamento como si de un gran cuerpo se tratase. Dos eran los alguaciles que tenían distribuida Daroca en sendos distritos que se alternaban cada cierto tiempo, para evitar exceso de familiaridad con el vecindario. Por supuesto, ambos iban perfectamente uniformados con su gorra de visera con las iniciales “O.P” de orden público y portaban un bastón, un espadín o sable y en ocasiones, cuando lo requería la situación, como en época de ferias, un revólver al cinto.
Su servicio comenzaba al retirarse los serenos que les comentaban las incidencias habidas durante la noche y terminaba del mismo modo, pero al contrario. Durante el día contaban con dos horas de descanso, entre 12 h y 13 h para comer y 19 h y 20 h para cenar, pero en ambos casos tenían que acudir a casa del Teniente Alcalde para darle novedades sobre el servicio.


Los alguaciles tenían terminantemente prohibido entrar en ningún establecimiento público, a no ser que fuese en acto de servicio, requeridos por el dueño para resolver algún problema de orden público, “nunca por diversión”. Durante el tiempo de servicio no podía dedicarse a ningún asunto particular ni ausentarse de la localidad, teniendo su límite en el “Paseo de la Glorieta” del que tenían a su cargo la vigilancia de arbolado y bancos, así como la vigilancia de las “cuestas” de San Jorge y de San Cristóbal.
También en uno de los puntos de este Reglamento se establecen los castigos para los alguaciles cuando no cumplan con sus obligaciones que de menor a menor se podrían resumir así: Una amonestación en la primera falta, descuento de haber diario en la segunda y destitución del empleo en la tercera.


Mencionábamos al principio al “Portero” como un empleo similar al de Alguacil, pero con algo menos de categoría. Ambos vestían el mismo uniforme, sin embargo este no portaba armas y las iniciales de su gorra eran O.M. en lugar de O.P. El Portero tenía entre sus obligaciones el de “echar los bandos”, la limpieza de la Casa Consistorial y el alojamiento de tropas u otras visitas a Daroca y también estaba sujeto a las órdenes directas del Tte. Alcalde.

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