MARÍA LINA HERNANDO
Mujer rural joven
y alcaldesa de Mainar

No hace mucho, en Mainar,
nuestro horno-panadería cerraba
sus puertas. Ahora lo recordamos
con lágrimas en los
ojos. Un ejemplo de negocio necesario
en nuestros municipios,
sustento de muchas familias generación
tras generación.
También recientemente, la
papelería El Molino de Daroca
estuvo a punto de echar el cierre,
pero dos jóvenes emprendedoras
han permitido que este
servicio continúe en el tiempo.
Pero la falta de relevo generacional
hace mella año tras
año en cada uno de los municipios
de nuestras comarcas.
Es de vital importancia la
implicación de los jóvenes
para el desarrollo del medio
rural en todos los ámbitos.
Una de las grandes debilidades
con las que contamos es
el envejecimiento de la población
y la baja tasa de natalidad,
lo que evidencia que el mundo
rural es poco atractivo para la
población joven.
Durante años, muchos padres
y madres, preocupados por el
futuro de sus hijos e hijas, han
transmitido a su descendencia
la importancia de estudiar, de
buscar un buen empleo y salir
del pueblo.
A pesar de todo, somos muchos
los jóvenes que hemos
apostado con ilusión por volver
al pueblo e implicarnos tanto
en la política y los puestos de
decisión de nuestros municipios
como en el resto de los ámbitos
profesionales.
Pero cambiar esta evolución
en los próximos años es extremadamente
difícil y es necesario
plantearse políticas que
apoyen directamente este relevo.
Deben ponerse en marcha
acciones que atraigan a empresas
y, sobre todo, a la juventud
y al talento. Evidentemente, los
jóvenes debemos poner también
nuestra parte de esfuerzo
para conseguir vivir en el medio
rural, pero es necesario el
apoyo de las instituciones para
que ello sea viable.
Es obligación de las instituciones
hacer atractivo el mundo
rural para los jóvenes, para
los emprendedores, facilitar el
acceso a la formación, facilitar
acciones para transmitir los
conocimientos de los oficios y
mejorar los servicios para que
les permitan asentarse, entre
otras cuestiones. De esta forma
se consigue contribuir a que los
pueblos permanezcan vivos,
con actividad económica y de
futuro, fomentando el equilibrio
territorial.
Sin formación ni relevo generacional,
oficios como el de carpintero,
panadero o herrero están
condenados a desaparecer.
Y sin relevo generacional en
el sector primario (agricultura
y ganadería) nuestros municipios
también están condenados.
El relevo es la verdadera
solución para la despoblación
y todos nosotros,
los jóvenes, debemos ser
capaces de poner en valor
nuestros oficios, nuestros
pueblos y nuestra forma de
vivir.

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