EL TULIPÁN NEGRO opinión

Sigue el goteo incesante de leyes de derogación de otras denominadas de Memoria Histórica y Democrática. Se supone que por imposición de algunos partidos políticos. No parece posible que tengamos una visión histórica conjunta de todo lo que ha pasado en nuestro país, España. Yo no recuerdo que nadie me contara nada de la época franquista, era un tema tabú, nadie me contó nada. A otros, sin ninguna duda, les contaron la historia de los vencedores, porque no parece explicable que exista tal confrontación en la actualidad. La historia oficial contada habla de paz y progreso en la dictadura, algo más que cuestionable, porque lo que es progreso en tiempo de la dictadura mucho no hubo, fue una época en la que se impusieron los vencedores sobre los perdedores y poco más, en el marco de una guerra civil que en ningún caso se debió producir. Lo poco o mucho que sabemos de ese periodo de tiempo lo hemos leído y, además, no solo de autores españoles, sino de autores extranjeros que parecen que aportan algo más de objetividad, pues vieron una guerra desde una perspectiva más distante. Sencillamente creo que no todos han bebido en las mismas fuentes de información, pero hay cosas obvias. Que en un periodo de guerra de tres años se cometieron desmanes por ambos bandos enfrentados. Pero eso parece estar en la dinámica de una confrontación, igual que en la actualidad se observan desmanes en las guerras que se siguen desarrollando en el mundo. Que lo que pasó desde el fin de la guerra hasta la muerte del dictador y un poco más allá no nos lo han contado bien. Que hay gentes que todavía añoran ese pasado tampoco es de extrañar, pues si pudieran volvería a los privilegios de antaño. Que el atraso fue generalizado en esta España nuestra, se diga lo que se diga. En la España de los años sesenta, las familias de campesinos trabajaban a las órdenes de los señores latifundistas, aceptando con resignación todo tipo de humillaciones ya que aceptaban su condición de seres inferiores como algo normal. En zonas donde no había latifundios se trabajaba a las órdenes de los más o menos ricos. Sólo recuerdo que en mi juventud, mi abuelo me indicó que los jornaleros nos concentrábamos en la plaza del pueblo junto a la iglesia a esperar que alguien les diera un día de jornal, especialmente en la época en que se daba el primer corte a la alfalfa, y según me hizo saber, “tenías que ser muy buen dallador para que te eligieran”. Sería muy conveniente que, de forma objetiva, se contara, no lo que pasó en la guerra, que ya fue bastante desgracia, sino lo que pasó durante casi cuarenta años de régimen fascista, aunque quizá, y tal y como están las cosas, nadie nos lo cuente.

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