Las nuevas generaciones están presenciando cómo poco a poco nos alejamos cada vez más de los vínculos sociales y del altruismo. El sentimiento de responsabilidad colectiva de una sociedad es fundamental para la calidad de vida de sus habitantes influyendo en la salud de éstos y en definitiva en la convivencia diaria. Aunque es verdad que solemos ser voluntariosos y colaborativos en eventos y tareas, a menudo nos mostramos menos comprometidos en las labores rutinarias y repetitivas que se presentan año tras año. Es realmente admirable ver cómo las agrupaciones de voluntarios, como por ejemplo las de protección civil, continúan su labor a pesar de las limitaciones de recursos. El altruismo y la dedicación de sus voluntarios son realmente lo que impulsa este tipo de organizaciones a seguir adelante y proporcionar un servicio valioso para la comunidad. Su esfuerzo desinteresado es verdaderamente digno de reconocimiento, ya que brindan ayuda y apoyo en situaciones donde de otra manera nos costaría una fortuna. Es realmente inspirador ver el compromiso y la dedicación de personas como Pilar Bonasa, colaboradora incansable de las ondas comarcales y que dedicó tanto tiempo y esfuerzo para colaborar con su comunidad de forma desinteresada. Su legado y su ejemplo son un recordatorio de la importancia del voluntariado y del impacto positivo que puede tener en la sociedad. Es cierto que en los tiempos actuales, puede ser más difícil encontrar personas dispuestas a involucrarse de forma voluntaria debido a que no todo el mundo está dispuesto a regalar su tiempo. Sin embargo, es fundamental seguir fomentando el espíritu de solidaridad y servicio hacia los demás, especialmente entre las generaciones más jóvenes. La satisfacción y el enriquecimiento personal que se obtienen al dedicar tiempo y esfuerzo por el bien de la comunidad son incomparables. Ellos siguen abiertos a cualquier persona que quiera adherirse, aunque solo sea una vez al año, contando con recursos tanto materiales como formativos para todo aquel que esté interesado. Transmitir estas experiencias y valores a otras personas es clave para seguir fortaleciendo el tejido social y promoviendo una cultura de colaboración y apoyo mutuo. Cada pequeña contribución, por mínima que parezca, puede marcar la diferencia y tener un impacto positivo en la vida de quienes nos rodean.