Con la culminación de otro ciclo escolar, se despiden muchos momentos, vivencias y aprendizajes,
fruto del arduo trabajo que la mayoría verá recompensado con sus calificaciones finales.
En pleno año 2024, caracterizado por la inmediatez y la presencia de las redes sociales y los
dispositivos inteligentes, el desafío de garantizar una educación pública, inclusiva y transparente
para todos es más relevante que nunca. ¿Realmente valoramos a nuestros profesionales
de la educación? Son ellos, maestros y profesores, quienes brindan las bases necesarias para
avanzar como individuos racionales en una sociedad educativa sin barreras que limiten el desarrollo
continuo. Existen docentes que se esfuerzan incansablemente para que sus alumnos
alcancen su máximo potencial, mientras que otros simplemente cumplen con su jornada laboral,
como cualquier trabajador en su puesto. La diferencia entre enseñar por obligación y
dedicar tu vida a algo que te apasiona y llena vocacionalmente es un desafío en la actualidad.
Algunas instituciones educativas, como el IES Salvador Victoria, donde se desarrolla desde
hace un tiempo un programa de enseñanza bilingüe, ha sabido distinguirse y recibir numerosos
premios por su enfoque hacia los estudiantes. Recibir reconocimientos implica comprometer
a toda la comunidad educativa con tenacidad y constancia en su labor pedagógica. Dicho
esfuerzo resulta aún más desafiante cuando las autoridades no respaldan plenamente a las
instituciones educativas en entornos rurales, lo que lleva a cambios constantes de profesores
y dificulta la implementación de proyectos a largo plazo. Es fundamental reconocer el poder
transformador de la educación en la era digital, donde muchos jóvenes interactúan principalmente
a través de sus dispositivos móviles. Promover hábitos que fomenten la búsqueda
constante del conocimiento es clave en los tiempos que corren para inspirar a la juventud a
alcanzar sus propias metas. Es imprescindible una gestión eficiente de los recursos destinados
a la comunidad educativa, garantizando a todos los estudiantes, independientemente de su
ubicación geográfica, el acceso a una educación de calidad. Solo al otorgarle la importancia que
merece la educación, se logrará construir una sociedad cada vez más desarrollada y equitativa