Las comarcas del Jiloca y Daroca, enclavadas en el corazón de Aragón, llevan años reclamando una
inversión pública que dinamice su economía y fije población. A pesar de su rico patrimonio histórico,
cultural y natural, estas regiones se enfrentan a un preocupante despoblamiento y a una falta de oportunidades
que contrasta con el desarrollo de otras zonas de la región. La pregunta que muchos nos hacemos:
¿dónde está el Motorland del Jiloca? ¿Por qué estas comarcas no cuentan con un proyecto tractor
que impulse su crecimiento y genere empleo? Mientras otras zonas de Aragón han visto cómo grandes
infraestructuras y eventos han revitalizado su economía, el Jiloca y Daroca siguen esperando una inversión
similar. La desigualdad en la distribución de los recursos públicos es una realidad que afecta a
muchas regiones de España. En el caso de Aragón, esta disparidad se hace especialmente evidente al
comparar el desarrollo de las comarcas del Jiloca y Daroca con otras zonas más cercanas más prósperas.
La falta de inversión en infraestructuras, comunicaciones y servicios públicos básicos dificulta el desarrollo
económico de estas comarcas. Las carreteras en mal estado, la supuesta banda ancha y la falta de
oferta educativa y sanitaria son algunos de los problemas que nos enfrentamos día a día. Los jóvenes,
en particular, se ven obligados a emigrar a otras zonas en busca de mejores oportunidades laborales,
sociales y de vivienda. Necesidades básicas a la hora de formar un proyecto de vida en el territorio. Esto
ha provocado un envejecimiento de la población y una pérdida de dinamismo en estas comarcas. Es
necesario un cambio de modelo de desarrollo que ponga el foco en nuestras comarcas rurales y en la lucha
contra el despoblamiento. Las administraciones públicas deben diseñar políticas públicas que promuevan
la creación de empleo, la fijación de población y la mejora de la calidad de vida en estas zonas.
La inversión en infraestructuras, la promoción del turismo sostenible, el apoyo a la agricultura y la
ganadería, y la creación de empresas locales son algunas de las medidas que pueden contribuir a revitalizar
las comarcas del Jiloca y Daroca. A pesar de los desafíos, existe un gran potencial en estas
dos comarcas. Su patrimonio natural, cultural y gastronómico las convierten en destinos turísticos
atractivos. Además, la creciente demanda de productos locales y la apuesta por las energías renovables
ofrecen nuevas oportunidades de desarrollo. Es hora de que las administraciones públicas impongan
ese “Motorland/Aeropuerto/Galáctica…” en estas comarcas y se comprometan a invertir en su futuro.
Solo así podremos garantizar un desarrollo equilibrado y sostenible para todo el territorio aragonés.
La respuesta está en manos de quienes tienen el poder de decidir sobre el futuro de las mismas. Es
tiempo de que el Jiloca y Daroca tengan su oportunidad.