La joven Cristina Alós Domínguez es desde hace algo más de cuatro años ganadera de ovino en El Poyo del Cid. Educadora Social de formación, su deseo de vivir en su pueblo la llevó a aventurarse en esta profesión y actualmente se ocupa de la ganadería familiar con 900 ovejas a su cargo. Ella representa a la mujer ganadera y pastora en el calendario ‘Pioneras’, impulsado por la Diputación de Teruel, que visibiliza a 12 mujeres referentes turolenses.


—¿Qué supone para usted integrar este calendario?
—Es un orgullo. Cuando me llamaron para decírmelo, dije que sí encantada. La figura de la mujer ganadera y pastora tenía que estar en un calendario, que los niños y las niñas viesen que también es un oficio.


—Este tipo de iniciativas busca visibilizar a la mujer
—Sí, es una iniciativa que se debería seguir haciendo. De hecho, creo que ya tienen a las 12 mujeres del año que viene. Sirve para que los niños y niñas vean la cantidad de oficios que hay y que pueden hacer lo que quieran. Sobre todo eso, que vean que son capaces y válidos para hacer todo lo que se propongan.


—¿Considera que estos niños tienen referentes femeninos en la zona?
—Las mujeres cada vez tenemos más trabajo, luchamos por nuestros sueños, por lo que nos gusta hacer, y creo que los niños lo ven.


—Desde su punto de vista, ¿cuál es la situación de la mujer ganadera en Teruel?
—Cada vez estamos más, pero siempre digo que la mujer ganadera siempre ha estado en la explotación familiar, solo que hemos estado a la sombra del hombre. Yo creo que eso ha cambiado y hemos dicho: estamos aquí y podemos hacernos cargo de la explotación solas.


—En su caso, ¿ha sido complicado convertirse en ganadera?
—Al principio fue muy difícil porque yo no tenía ni idea de ovejas, yo estudié Educación Social y en mi familia nunca ha habido ovejas. Cuando paría una, me daba mucho apuro acercarme a ella, no sabía cómo actuar, pero gracias a mi pareja Alberto y mi suegro Santiago, que son los que siempre han tenido ovejas y me han ido enseñando, poco a poco he aprendido y ahora yo creo que lo voy controlando.


—¿Cómo se aventuró?
—Estudié Educación Social y por aquí por la zona no encontraba trabajo y yo lo que quería era vivir en el pueblo. Dio la casualidad de que mi suegro se jubilaba y mi pareja me propuso quedarme con las ovejas. Probé y aquí estoy, y no las cambio.


—¿Qué labores desempeña?
—Soy la ganadera, ya que pastora todavía no me atrevo. Como indica el poema, mi sueño es ser pastora, pero me da un poco de miedo, son 900 ovejas las que tengo. Me ocupo de las pariciones, de echarles de comer todos los días a las que tengo en la paridera, de los corderos, las ovejas…


—Es un trabajo que ocupa todos los días del año
—Es duro, porque son 365 días, con frío, calor… Pero para mí es muy gratificante. Hay momentos duros, como cuando la Filomena, no teníamos agua, con corderos pequeños… Pero con mucho esfuerzo, sale todo y tiene su recompensa.


—¿Qué le diría a una niña que quiere ser ganadera?
—Por ejemplo a mis hijas, si quisieran serlo, adelante, que pueden con ello, que no piensen nunca que no pueden hacerlo, este trabajo como cualquier otro.


—¿Qué futuro le ve a su profesión?
—Un poco malo, no tenemos muchas ayudas, la gente se está haciendo mayor y se jubila, los hijos han visto que es un trabajo con mucho esfuerzo y hay muchos padres que les dicen que se busquen otra cosa, por eso el futuro es un poco negro.


—¿Qué considera que hace falta para revertir esta situación?
—Más ayudas y que no nos pongan tantas trabas. Ahora mismo los precios, como todos sabéis, son muy elevados, con el precio de los corderos no se cubren costes… Es difícil

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