Ya hemos hablado y escrito en diversas ocasiones sobre acontecimientos importantes ocurridos en Daroca. Viajes de monarcas que en su itinerario entre la Corte y el Mediterráneo se detenían en Daroca, otros lo hacían a propósito, atraídos por la reliquia de los Corporales. También Daroca fue en otros tiempos lugar de celebración de Cortes y de otro tipo de encuentros. Recordemos el “Pacto de Daroca” entre don Rodrigo Díaz de Vivar y el conde barcelonés Berenguer Ramón, o el “Consejillo de Daroca” en el que se trataba de conocer la postura de Fernando VII con respecto a la Constitución de 1812. Reuniones muy distantes en el tiempo, pero ambas muy importantes que han quedado registradas en nuestra historia.


Sin ninguna duda, además de estos encuentros habría otros que por diversas razones han quedado en el olvido, bien porque su importancia no fue determinante, o sencillamente porque nadie escribió sobre ellos en su momento y, si se hizo, el manuscrito quedó encerrado en un cajón durante décadas o siglos.
Este puede ser el caso de una reunión que tuvo lugar en esta ciudad en febrero de 1228 y que conocemos gracias a un documento que se conserva en el Archivo de Lérida, en el que se dice que Jaime I convocó en Daroca a la nobleza, ciudades y villas, cuyo tema principal era jurar como heredero a su hijo, el infante Alfonso. La propuesta fue hecha por el infante Fernando, hermano del Rey y refrendada por 25 varones y 154 hombres buenos, caballeros e infanzones en representación de unas 30 ciudades, villas y lugares del reino.


Jerónimo Zurita ya hace referencia a esta importante reunión, pero indica que tuvo lugar en Lérida, sin embargo según posteriores investigaciones está muy claro que fue en Daroca y las poblaciones que participaron y que son legibles en el documento son Alfajarín, Almudévar, Alquezar, Aranda, Ariza, Ayerbe, Barbastro, Borja, Calatayud, Castellar, Daroca, Ejea, Épila, Fraga, Huesca, Jaca, Lérida, Luna, Murillo, Pertusa, Ricla, Tarazona, Tauste, Teruel, Uncastillo, Zaragoza y Zuera.
En 1908, Rafael Gros hace referencia a esta reunión en un artículo titulado “De historia aragonesa, un documento curioso” y posteriormente, en 1970, Thomas Bison, lo estudió en profundidad confirmando que el lugar de esa importante asamblea fue en Daroca.
Generalmente estas reuniones duraban varios días y en ellas se trataban diversos temas de interés general, pero en este caso, como ya se ha dicho, el tema era únicamente jurar como heredero de Jaime I a su hijo Alfonso, su primer hijo, fruto del matrimonio de este Monarca con Leonor de Castilla, de la que se separaría muy poco después.


Alfonso había nacido en Calatayud en 1222 y falleció en esta misma ciudad con 38 años, el 23 de marzo de 1260 y fue inhumado en el Monasterio de Veruela, a pesar de que en su testamento fechado el 8 de agosto de 1256, pedía ser enterrado en el Monasterio de Predicadores de Huesca, que él había fundado. Según parece, en 1633 sus restos fueron trasladados al panteón de los Duques de Villahermosa, sin embargo en la actualidad se afirma que los restos descansan junto a su esposa Constanza en la Capilla de San Jaime de la Catedral de Valencia.


Alfonso usó en su blasón las Armas de Aragón pero con una bordura con 20 escudetes de Castilla, siguiendo una costumbre castellana de representar las armas de la familia materna en el escudo.
Casado con Costanza de Moncada, no tuvo descendencia, por lo que fue su hermanastro, el infante Pedro quien sucedió en el trono a Jaime I con el nombre de Pedro III de Aragón.

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