Los valencianos dicen que era de Valencia, los de Lérida que era de esa ciudad. Se disputan también su naturalidad las regiones francesas de Languedoc y la Provenza, sin embargo todo parece indicar que el que, posiblemente, fue el médico más importante del mundo latino medieval, Arnal de Villanueva, había nacido en Villanueva de Jiloca en torno al año 1240, aunque siendo niño se trasladó con su familia a la recientemente conquistada tierra del nuevo Reino de Valencia, dentro de la Corona de Aragón, en donde recibió su primera formación de letras y ciencias, así como la religiosa, pues con apenas 7 años recibió la tonsura, el primer paso o grado en la carrera eclesiástica, momento en el que al aspirante se le rasuraba la conocida “coronilla”.


En 1260 se encontraba ya estudiando medicina en la ya prestigiosa Escuela de Medicina de Montpelier, y 20 años más tarde, cuando rondaba los 40 de edad, era ya un famoso médico conocido en muchos ámbitos como “El médico de los papas y de los reyes”, siendo al mismo tiempo un reconocido alquimista y filósofo. Dominaba varias lenguas además del latín, como el hebreo, el griego y el árabe, del que tradujo un importante tratado de medicina del médico Abu Salt.
Fue impulsor de la medicina árabe que poco a poco fue introduciéndose en las facultades europeas, y especialmente seguidor del médico griego Galeno de Pérgamo.


A finales del siglo XIII estaba de nuevo en Montpelier, pero esta vez como profesor o maestro de los aspirantes a médicos, llegados a esta famosa escuela de todas las partes del mundo conocido. En esta ciudad conoció a Agnes Blasí, con la que casó y tuvieron una hija, María, que más tarde ingresaría como postulante en el convento de María Magdalena de Valencia, ciudad en la que más arraigo tuvo el villanovano y donde llegó a tener varias propiedades.
Fue un convencido seguidor del abad cirterciense Joaquin de Fiore y sus teorías sobre el apocalipsis, y tenía una idea un tanto fantasiosa sobre la naturaleza, atribuyendo algunos fenómenos a los espíritus. Y aunque era enemigo de la hechicería y llegó a escribir varios textos contra la nigromancia, introdujo en la medicina el ocultismo y la astronomía. También la religión fue muy importante en la vida de este hombre durante toda su vida, incluso dentro de su casa tenía una capilla con todos los elementos necesarios para la liturgia.
Además de sus tareas pedagógicas, Arnal no desatendió sus compromisos en la Corona de Aragón y la salud de sus monarcas, en especial la de Jaime II, con el que llegó a cuajar una gran amistad personal, incluso fue enviado por este Rey a París en misión diplomática, en donde también ofreció algunas conferencias sobre lo que el consideraba una necesaria reforma de la Iglesia o sobre su idea de cómo sería el próximo final del mundo. Motivos ambos de rechazo por parte de los canónigos y teólogos de la Sorbona.
El prestigio de Arnal de Villanueva fue ascendente, llegando a ser requerido para participar en la resolución de diversos problemas relacionados con la Iglesia, tales como la mencionada reforma, las cruzadas, las disidencias de los franciscanos, las tensiones de la Santa Sede y el reino de Sicilia, incluso en el proceso que desencadenaría en la suspensión de la orden del Temple el 22 de marzo de 1312. Esto no llegó a conocerlo nuestro ilustre paisano, ya que falleció durante un naufragio cerca de las costas de Génova el 8 de septiembre de 1311, cuando a pesar de su avanzada edad, estaba todavía en plena actividad médica y diplomática.

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