Mencionábamos recientemente en este Comarcal a aquellos que fueron alumnos del Colegio de las Escuelas Pías de Daroca y que posteriormente destacaron en distintas facetas de su vida profesional, pero ha habido otros que también lo hicieron sin haber pasado por sus aulas, algunos, sencillamente porque en su época los escolapios todavía no estaban en Daroca.
Existe una amplia nómina de hombres, nacidos en esta ciudad, o no, que han merecido el calificativo de “Darocenses excelentes”, ya incluso cuando Daroca era una medina musulmana brillaron con luz propia dos ulemas, es decir, expertos en la Ley Coránica, Abd allah Ibn Yusuf y Muhammad al Ansari al Dawraqi, también algunos judíos darocenses como el rabino Josef Albó que escribió “El Libro de los Principios” que establece las bases del judaísmo comparándolo con el Dogma Cristiano, y el converso Luis de Santangel, prestamista de Fernando el Católico.
En 1236 dos curas darocenses acompañaban a las milicias concejiles que marcharon con Jaime I a la conquista de Valencia; el sobradamente conocido Mateo Martínez y Martín Ximenez; el primero es quien consagró las formas que se convertirían en sangre dando origen al milagro los Corporales de Daroca, el otro es a quien se atribuye el descubrimiento de la imagen de Nuestra Señora del Puig, muy venerada en Valencia.
En política tuvimos a un Justicia Mayor de Aragón en la persona de Martín Diaz de Aux entre 1434 y 1439, y a Martín de Ezpeleta, Justicia de Daroca, del linaje de los Ezpeleta, familia originaria de Alava, afincada en Daroca desde muy antiguo.
La tan admirada y venerada imagen de la Virgen del Pilar de Zaragoza está atribuida a un darocense llamado Juan de la Huerta, nacido en Daroca a principios del siglo XV.
Se ignora la fecha exacta del nacimiento de Pedro Sánchez Ciruelo, pero pudo ser en torno a 1460 y todavía se escucha la frase “sabes más que el Maestro Ciruelo”. Humanista, matemático, filósofo, teólogo, profesor en Alcalá y Salamanca en donde falleció el 4 de noviembre de 1548. También teólogo y arzobispo de Zaragoza, don Martín Terrer de Valenzuela bautizado el 16 de abril de 1549 en la Parroquia de San Miguel de Daroca.
Juan de Ezpeleta, cronista de Daroca entre los siglos XVII y XVIII, Pablo Bruna, músico invidente, conocido como “el ciego de Daroca”, al que venían a escuchar los reyes. Tomás Orreos de la Torre, nacido en Ferreruela, canónigo de Santa María, que escribió el famoso libro “Compendio Sagrado de la Peregrina Historia de los Corporales”, dedicado a Carlos III.
Entramos en una época en la que los escolapios estaban ya en Daroca desde 1728 por lo que algunos de los que faltan por mencionar pasaron ya por el Colegio y han sido ya nombrados recientemente, pero otros no, como algunos de los que sobresalieron en la lucha contra los franceses como Juan-Crisóstomo Racho Cortés que combatió a los gabachos en el puerto de San Martín, el cura Judas Hernández, que desde el primer momento se sumó a la causa antifrancesa y en la batalla de Lérida se ganó el título de héroe, y Manuel Alegre, El Cantarero, nacido en 1756, y fallecido en combate en Villanueva de Sigena en 1811.
Todavía queda espacio para mencionar a uno más, que aunque bilbilitano, tiene un estrecho e importante vínculo con Daroca. Me refiero al músico Pascual Marquina, autor de obras tan populares como “España Cañí”, que comenzó su carrera profesional en Daroca con 17 años.
Y estos no son todos, hay muchos más; algunos todavía están en activo, y a esos, sin duda alguna, alguien los mencionará cuando llegue el momento.