Los papeles que se habían quedado ordenados en esta legislatura, se perdían en el último pleno celebrado en la Comarca de Daroca, cuando los dirigentes del equipo de gobierno de la institución faltaban al respeto a este medio de comunicación. Un pleno cuya convocatoria nunca llegó a nuestro buzón de correo. Quizá no enterarnos hubiese sido la mejor opción, así habríamos evitado oír cómo la jefa de mandos, la técnica del papeleo y el sheriff de la economía nos dictaban la forma en que debemos trabajar. Una vez más, se evidencia que nos encontramos con comarcas de primera, como la del Jiloca, y de segunda, como la de Daroca. La ventaja de ser un medio de comunicación es tirar de hemeroteca. La Comarca del Jiloca es un ejemplo de dinamismo, no solo como institución sino como territorio.
Las cabezas tractoras de Calamocha y Monreal, seguidos de otras como Caminreal u Ojos Negros, hacen que el territorio crezca. Si además, unimos a políticos mínimamente competentes, nos encontramos con una comarca fuerte y con recorrido. La Comarca de Daroca languidece a pasos agigantados. Pocas actividades en el territorio son dignas de mención que no se hiciesen ya. De lo que había, ni siquiera han sido capaces de mantenerlo. Eso sí, hemos puesto los papeles al día. El mayor logro de la legislatura. Habría que verlo. Los políticos tienen la obligación moral y ética de velar por nuestros intereses, para eso se presentan. En cuanto acceden al cargo, pronto se ve si cumplen con sus cometidos. Las comarcas, al ser sufragio indirecto, se eligen entre los electos municipales en función del número de votos.
Si hay suerte, son cuatro años de crecimiento, si no lo hay, como el caso de Daroca, los días y los meses pasan, y los resultados, ¿alguien los ha visto? Luego están las cortinas de humo que tapan las vergüenzas del poco trabajo, desviando la atención a factores que no tienen que ver con su gestión. Seguro que la culpa la tiene otro. La realidad de los vecinos es que no hay una buena percepción de la gestión comarcal, ellos hablan de dejadez, de desidia y de mala gestión; nosotros solo ponemos el altavoz, aunque a algunos no les guste o no lo quieran leer. La responsabilidad política, en territorios como los nuestros, es imprescindible. Hay que tener altura de miras, un proyecto político serio, ser capaz de atraer proyectos al territorio, movilizar a la gente, favorecer el desarrollo local, dinamizar las asociaciones, generar inversiones y tocar las puertas de los jefes de arriba. Esperemos que mayo traiga una renovación total de los dirigentes que obligue seriamente a poner en un buen orden y transparencia la institución comarcal de manera democrática.