Existe en Daroca una casona conocida como “la Casa del Marqués” o “Casa de doña Teresa Lorente”. Ambos nombres provienen de los últimos propietarios, descendientes de los que en 1919 la compraron a sus anteriores dueños, los Castillón, originarios de la Sierra de Guara, en el de norte del norte de Aragón, en donde tuvieron sus principales solares. Los Castillón llegaron a Daroca a finales del siglo XV y aquí permanecieron durante casi 400 años.
La casa palaciega, construida en las inmediaciones de la iglesia de Santiago, todavía conserva restos del edificio original. Cuenta con un patio, de gran tamaño con un magnífico solado de cantos rodados imitando formas vegetales, en cuyo extremo existe un atractivo pozo del que durante generaciones, los Castillón tendrían asegurado el suministro de agua.
Al fondo de esta primera estancia, sujetando el piso superior, hay una columna renacentista, posiblemente recuperada del edificio anterior o de otro lugar. El pilar está sobre un plinto que contiene un blasón familiar, cuyos elementos difieren de los que figuran en el blasón de la familia Castillón, lo que hace suponer que esta pieza fue recuperada de otro lugar. La escalera es de “caja abierta” de tres tramos que culmina con unos atractivos arcos de inspiración renacentista. La planta primera, la planta noble, conserva unos bellos suelos, y en las paredes han aparecido curiosos grafitis de distintas épocas. Algunas estancias se adornan con frescos del siglo XX con motivos religiosos. Cuenta el palacio con una biblioteca con antesala con el mobiliario original que sin duda sería magnífica en sus “buenos tiempos”, en cuya entrada existe un llamativo letrero sobre la puerta que dice: “Farmacia Espiritual-Si algún pesar tu alma mortifica, esta biblioteca es la mejor botica”. Los sótanos, en donde antaño estaría la bodega, se componen de dos salas abovedadas, seguramente muy poco modificadas del edificio original. Es muy curioso que cuando se menciona la bodega en los documentos no hace referencia a los metros que tenía, sino a las siete cubas que había en su interior.
A pesar de la proximidad de la casa con la antigua iglesia de Santiago, los Castillón siempre fueron feligreses da la parroquia de San Andrés, en donde fueron bautizados varias generaciones de ellos, hasta 1812, el ultimo de este linaje que recibió su bautismo en ella. Algo más de cien años después, residiendo ya en Zaragoza, los Castillón vendieron la casa Manuel Lorente y su esposa Emilia Maicas. Es por esa razón por la que se la conoce, como decíamos al principio, como “Casa Lorente”. Lo de “Casa del Marqués” es por uno de los Lorente más recientes que ostentaba ese apodo.
Sin embargo la denominación de Castillón ha estado presente en el nombre popular de la calle en la que se encuentra, aunque pronunciándolo Castellón, con “e”.
Hay al menos un par de motivos más por los que los darocenses conocen esta casa; uno de ellos es porque al fondo del patio se encuentra aparcado un antiguo coche, un viejo Citroen que debió de ser uno de los primeros vehículos que circularon por Daroca, y que mientras la casa estuvo ocupada, podía verse desde la calle, pues casi siempre estaba el portalón abierto.
El otro es porque a mediados de los años 60 del pasado siglo, en la casa se filmaron algunas escenas de una película rodada casi íntegramente en Daroca: “Ley de Raza”, basada en la novela “Juan Pedro el dallador” de Ildefonso Gil.
Actualmente, este magnífico palacio tiene un nuevo propietario, Carlos Marquina, que ha llegado a Daroca con grandes ideas para rehabilitarlo y compartirlo con los darocenses y visitantes.

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