Qué sabe nadie

Ene 31, 2025


Qué sabe nadie
es el enigmático y seductor título de una canción de Raphael, grabada en 1981. La he escuchado en otras voces, incluso dúos, pero, es cierto, Raphael la hace suya de una forma insuperable. Esta letra me persigue desde hace días, diría que semanas, y con tanta insistencia me acorrala que está provocando en mí cierta inquietud, como si el inconsciente necesitase desvelar algo subliminal.

A pesar del tiempo transcurrido, más de cuarenta años, se desliza por ella un tema universal y absolutamente contemporáneo, el valor de la intimidad. Somos celosos, debemos serlo, de nuestro yo, lo guardamos de la inclemente mirada extraña. Si alguien nos observase a través de la mirilla, cuando creemos estar a salvo del escrutinio ajeno… Pienso ahora en las innumerables imágenes que han plasmado en el cine esta incómoda intromisión y la otra, la perturbadora de sentirnos un Norman Bates cualquiera durante un instante, incluso siendo meros espectadores de la película.

Parece complicado conocernos y reconocernos, o sea, aceptar de buen grado las propias miserias para, más tarde, disculpar con benevolencia las bajezas de los demás. Hasta qué punto comprendes los callados gestos de tu pareja o te preocupas por entender los silencios de tu mejor amiga. Tarea delicada esta, pues a menudo luchas contra tus contradicciones y por más que te esfuerzas y le echas ganas, pierdes en todas las batallas. Que nadie sepa de lo que amas y lo que odias, de lo que disfrutas y lo que sufres, de lo que eliges y no eliges en el amor.

Cuando llegues a casa, cierra la puerta de la guarida tras aparcar los murmullos en el descansillo y apaga la luz. Qué sabe nadie.

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