Hacia el final de la calle Valcaliente de Daroca, también conocida como calle Orera, en una enorme casona que rezuma antigua nobleza, podemos ver un azulejo blanco rectangular con un emblema azulón perteneciente al linaje de los Orera. El escudo es de sencilla factura, especialmente si lo comparamos con otro blasón en el mismo edificio, espectacular, aunque mutilado en parte por un balcón, el de los Ursúa, familia con la que los Orera emparentaron.
Hacia finales del siglo XVI una rama del linaje de los Orera, infanzones zaragozanos, se trasladó a Daroca y Murero en donde tuvieron su solar y hacienda. En Daroca eran parroquianos de la iglesia de San Miguel, en cuya iglesia la familia tenía su capilla, y a lo largo de los siglos entroncaron con otras familias infanzonas de Daroca como los Ponce, los Cueva, los Mateo o los mencionados Ursúa.
El primero de los Orera en llegar a Daroca fue Miguel-Gregorio de Orera y Lagar, nieto de Lázaro de Orera, el que fuera lugarteniente del Justicia de Aragón a mediados del siglo XV. Miguel-Gregorio Casó en Daroca con Ángela de Rueda y de este matrimonio nació Baltasar, que heredó de su padre el solar común de Daroca y Murero. Su hermano Ignacio fue gentilhombre de don Juan de Austria y continuador del linaje al casar con Ana de Ursúa, heredera darocense de un importante patrimonio. De este enlace nacieron Ventura y Luis. Este último renovó la ejecutoria de nobleza en la Corte del Justicia de Aragón a finales de 1663 y casó con Victoria de la Cueva y Gobierno, joven de una importante y linajuda familia darocense. Este matrimonio tuvo solamente un hijo, quien heredó casas y hacienda de ambas familias, así como una auténtica retahíla de apellidos, todos ellos de gran nobleza. Francisco de Orera de la Cueva, Ursúa, Gobierno y Gamir, siempre residió en Daroca, como sus antecesores, desde donde era señor de un riquísimo patrimonio que se extendía desde Daroca y Murero hasta Ibdes, Zaragoza, Luna, Sástago y otros. Su casa palaciega estaba en la calle Mayor, junto al convento de la Merced, en donde se conservó el escudo con sus armas hasta mitad del siglo XX. Don Francisco fue un verdadero mecenas de la Iglesia de Daroca, especialmente con el convento de la Merced, en el que fundó a sus expensas la capilla de San Lorenzo, así como las de Nuestra Señora del Coro y la de San Matías, en el convento de San Francisco, lugar que eligió para su enterramiento. Don Francisco no tuvo descendencia por lo que testó en favor de una fundación de su nombre con fines piadosos.
De esta familia ha habido importantes personajes como el canónigo Francisco de Orera asesinado junto al notario Juan de Villarroya la noche del 7 de mayo de 1653, hecho en el que está basada una leyenda darocense conocida como “El Callejón de la Traición”. También tuvo gran importancia Lorenzo de Orera, Justicia de Daroca en 1671.
A pesar de toda la larga historia de este linaje, actualmente el apellido Orera no es muy común en Daroca, más bien inexistente desde finales del siglo XVIII. Las armas de este linaje son: escudo partido, primero en campo de azur (azul) libro de sable (negro) cerrado, con la Virgen del Pilar en la portada. Segundo, en campo de gules (rojo) campana de oro sombreada de sable. Este blasón lucía en su día con todos sus colores en una de las capillas de la iglesia de San Miguel, la capilla de los Orera, y monocolor en el mencionado palacio debajo del blasón de los Ursúa.