La Navidad, con su manto de luces y el aroma a dulces típicos, es una época especial en cualquier rincón del mundo. En las comarcas del Jiloca y Daroca, esta celebración adquiere un significado especial, arraigado en tradiciones y en el sentimiento de comunidad que caracteriza a sus habitantes.
Durante estas fechas, nuestros pueblos se engalanan con un sinfín de actividades diseñadas para mantener vivas nuestras costumbres y fomentar el encuentro entre vecinos. Sin embargo, más allá de la celebración en sí misma, la Navidad representa una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de nuestras comunidades. La despoblación es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos y, si queremos revertir esta tendencia, es necesario tomar medidas urgentes y efectivas.
En este sentido, la aprobación de los presupuestos en las diferentes instituciones juega un papel fundamental. Los recursos económicos son esenciales para llevar a cabo proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y hacer de nuestras comarcas un lugar más atractivo para vivir y trabajar.
Más allá de cubrir gastos corrientes y pagar los sueldos de los funcionarios, es necesario destinar una parte importante de estos presupuestos a impulsar iniciativas que fomenten el desarrollo económico y social de nuestras comarcas. La atracción de nuevas empresas y el apoyo al pequeño comercio son dos de las claves para generar empleo y fijar población.
Nuestros pueblos cuentan con potencial turístico, gracias a su rico patrimonio cultural y natural. Sin embargo, para aprovechar al máximo este potencial es necesario invertir en la mejora de infraestructuras y servicios, así como en la promoción de nuestras comarcas como destino turístico, algo que por el momento no se está realizando o muy vagamente.
Es fundamental apoyar a nuestros pequeños comerciantes, que son los que dan vida a nuestros pueblos. Debemos ser conscientes de que comprar en el comercio de proximidad no solo beneficia a la economía local, sino que también contribuye a mantener vivo el tejido social de nuestras comunidades.
En este sentido, las administraciones públicas pueden desempeñar un papel clave a la hora de ayudar a los pequeños comerciantes a modernizarse, si estos quieren, y a dar el salto al comercio electrónico. La formación, el asesoramiento y la puesta en marcha de programas de apoyo son algunas de las medidas que pueden contribuir a mejorar la competitividad de nuestros negocios locales.
En definitiva, la Navidad es una época para celebrar, pero también para reflexionar sobre el futuro de nuestras comarcas. Es el momento de unir fuerzas y trabajar juntos para construir un futuro mejor para nuestros pueblos.