BEATRIZ REDÓN
Diputada delegada de Bienestar Social DPT
Ayer presentamos con gran satisfacción en Calamocha (Jiloca) el primer Plan Provincial de Economía Social de Teruel, una apuesta de la Diputación Provincial de Teruel impulsada desde el área de Bienestar Social porque creemos que es una verdadera oportunidad para nuestra provincia. Sin duda, consideramos que el impulso a la implantación de este modelo económico es una apuesta por la vertebración territorial y la cohesión social dado que generan el arraigo que necesitamos en el lugar donde se implantan y en el que pretenden pervivir. Suponen también un impulso al desarrollo económico, especialmente el medio rural y pequeñas ciudades, con la generación de diversificación económica y empleo de calidad, igualitario e inclusivo, que pone a la persona en el centro de la economía. Son entidades que apuestan por los recursos endógenos de su zona de actuación, que persiguen el interés colectivo y se comprometen con el desarrollo de la comunidad.
Entre estas entidades encontramos cooperativas agrarias, de viviendas, de trabajo asociado, de transporte, sociales, de consumo, de enseñanzas, de crédito, energéticas, sociedades laborales, centros especiales de empleo, fundaciones, asociaciones, empresas de inserción… En Teruel son 1565 organizaciones de Economía Social. En Aragón dan empleo a unas 23.000 personas (9,6% del PIB). La Economía Social se concentra de manera significativa en municipios de menos de 40.000 habitantes: el 58,3% de las empresas y el 54,5% de las personas trabajadoras de la Economía Social en España se ubican en áreas rurales, lo que subraya su papel como actor económico en territorios afectados por la despoblación.
Más que nunca, tenemos claro que la despoblación, la falta de relevo generacional, la necesidad de implantar trabajo de calidad, la falta de oportunidades laborales, la migración del talento joven y el apoyo e impulso a las iniciativas de emprendimiento son retos a los que se enfrenta nuestra provincia. Creemos que el despliegue de la Economía Social, puede suponer una oportunidad para que muchas de estas iniciativas en la práctica real no sólo sean posibles, viables y estables, sino también cruciales para el desarrollo y la sostenibilidad del territorio.
La economía social es motor de resiliencia rural, fuente de desarrollo para las zonas rurales.