
Las comarcas de Daroca y Jiloca han vivido un verano excepcional, repleto de una cantidad de actividades que muchos desearían se extendiera a lo largo de todo el año. La vibrante oferta cultural y deportiva, junto con la presencia de vecinos y visitantes, ha insuflado una energía renovada en cada rincón de estos pueblos. Se puede sentir la ilusión y el esfuerzo de las comisiones de fiestas y asociaciones, que de forma totalmente voluntaria, han logrado organizar eventos memorables. Solo hay que mirar ejemplos como el concierto de La Sabina en Blancas o la recreación de la Batalla de Villar de los Navarros para darse cuenta de la calidad y el entusiasmo que se pone en cada acto. Estos eventos no solo atraen a la gente, sino que también fortalecen el sentido de pueblo y reviven la historia y las tradiciones locales. Además, no podemos olvidar las fiestas patronales, que son el epicentro de la vida social y la culminación de meses de preparación. Durante estos días, los pueblos se llenan de vida, música y alegría, creando un ambiente inigualable que invita a la participación de todas las generaciones. Sin embargo, en la comarca del Jiloca, esta intensa actividad estival se ha visto empañada por un problema recurrente y frustrante: la deficiente gestión de la empresa de recogida de residuos. Los contenedores a rebosar no solo son una imagen desagradable, sino que representan un problema potencial de salud pública, afectando la calidad de vida de los residentes y la imagen de los pueblos en plena temporada alta. Es de esperar que el funcionario responsable de este contrato actúe con la firmeza necesaria para exigir a esta empresa lo que merecen los ciudadanos, aunque las dudas persisten a la vista de los precedentes. Dejando a un lado esta problemática, el espíritu de las fiestas patronales y del verano debe perdurar. Es el recuerdo de esas intensas veladas en una terraza de un pueblo, arreglando cada episodio del entorno. Que la calidez de esos encuentros y la risa compartida nos sirvan de combustible para afrontar el día a día. La vitalidad que hemos visto en Daroca y el Jiloca este verano demuestra el potencial de nuestras comarcas. Con el compromiso y la participación de todos, podemos hacer que esta oferta cultural y de ocio no sea solo un espejismo de unos pocos meses, sino una realidad que llene de vida y dinamismo nuestros pueblos durante todo el año.
