EL TULIPÁN NEGRO
En el momento actual y visto que, todo lo que sucede se judicializa, creo conveniente hacer una reflexión.
Es necesario preservar la independencia de poder judicial. Es necesario preservar la inamovilidad del poder judicial.
No obstante hay que indicar que la justicia emana del pueblo. Es también necesario que, ante esa independencia e inamovilidad debe exigirse responsabilidad de todos los que integran el poder judicial.
Pongamos por caso que, un ciudadano tiene un cargo público de responsabilidad y que un buen día se enfrenta a una denuncia casi anónima.
Que esa denuncia se dirige al fiscal de turno y en un momento determinado el fiscal activa todos los medios a su alcance para “esclarecer” lo que de verdad contiene la denuncia y que, además, no hace comparecer ni siquiera como testigo al denunciante.
Informes de la Guardia Civil, esa sección que, según los medios informativos, se le llama UCO, investigan todo lo que hace referencia la persona, sus familiares, esposa, hijos etc., en pocos días tienen más información que la que puede reconocer el denunciado.
No nos olvidemos que todos los órganos de la administración están servidos por personas y todas tienen su pensamiento propio, sus prejuicios, en fin que, uno es uno y sus circunstancias. Imagine que al frente del Ministerio Fiscal se encuentra una persona con ganas de medrar a costa de quien sea.
Imaginen también que el Juez Instructor, también persona, con sus circunstancias empieza a instruir la causa, lo hace también que la Audiencia Provincial le anula el auto de apertura de juicio oral, significándole que, básicamente le está generando indefensión al investigado/imputado.
El juez lejos de recoger velas, porque parece que no ha hecho muy bien la instrucción, no enmienda su actuación y sigue adelante. Un buen día ese cargo público investigado/imputado, lejos en el tiempo, se enfrentará a un juicio. Mientras tanto habrá tenido que dejar de hacer muchas cosas que tenía en mente, porque tiene una obligación muy importante que, no es otra, que defenderse, por el camino se dejará muchas noches sin dormir, no sabe realmente la deriva que tomará el asunto.
Tal es así que o tiene la cabeza muy bien amueblada o tendrá que recurrir a especialistas en medicación, depresión, insomnio, ansiedad, etc.
Llegará el día del juicio, que para el investigado/imputado, será lo mismo que el día del juicio final. Imaginen que por fin se dicta sentencia, que es absolutamente favorable al investigado, que nadie le hace la más mínima tacha en cuanto a su comportamiento y por lo tanto es absuelto de todo pecado y delito porque no ha cometido ninguno.
Todavía no acaban sus problemas porque la sentencia se puede recurrir, así que tendrá que esperar algo de tiempo más hasta que sea firme. Ya es firme nadie ha recurrido. Las consecuencias que esa investigación y procesamiento pueden tener son muchas, ya no es una persona “limpia”, porque como se dice por aquí, cuando el río suena agua lleva.
Ni la UCO, ni el Ministerio Fiscal, ni el Juez Instructor, entonarán su culpa. Mientras ese investigado ha tenido que sufrir un calvario personal y un drama familiar, los Jueces y Tribunales suelen acertar en sus fallos, pero al ciudadano de a pie que le toca una investigación, le hacen la vida poco agradable, quizá algo más de responsabilidad se debería pedir a la judicatura.