ANTONIO ABAD
Concejal del Ayto. de Calamocha

Justo antes de las fiestas de agosto, los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Calamocha conocimos que vamos a dejar de tener acceso pleno al sistema de gestión de expedientes «Gestiona». Para quien no lo conozca, se trata de una plataforma de pago en la que los ayuntamientos de una gran parte de los pueblos de España confían para la gestión de sus registros electrónicos, notificaciones, libros oficiales o expedientes administrativos. Esta aplicación informática lleva bastantes años en el mercado, funcionando y depurando fallos, lo que la convierte en la opción líder. Pues bien, esta plataforma tan del siglo XXI responde a las posibilidades de la técnica y las necesidades de una Administración actual, haciendo posible cualquier gestión y búsqueda a golpe de un clic (si los datos están correctamente introducidos, claro). Los concejales del Ayuntamiento de Calamocha venimos usándola desde el principio de la legislatura. La propia secretaria del Ayuntamiento ha apuntado en varias ocasiones que su uso es “con el debido deber de reserva”. Y bien usada, brinda multitud de posibilidades. Y aquí parece residir el problema.

Apoyado en un decreto de 1986, el alcalde de Calamocha limita el acceso de los concejales del Ayuntamiento de Calamocha a los expedientes administrativos. Tendremos acceso a lo estrictamente necesario para acudir a los Plenos y a las ya tan devaluadas comisiones que tenemos. Desde el equipo de gobierno no se nos contraargumenta nada significativo. Es lo que parece: un decreto del alcalde por deseo del alcalde.

Ante esto, me gustaría trasladar unas reflexiones. En primer lugar, al parecer, el Gobierno de Calamocha no era consciente de las posibilidades de esta herramienta y ningunearon nuestra capacidad de trabajo. De hecho, se han estado riendo del “teletrabajo”, como ellos llaman a la consulta electrónica en vez de física, con la intención de ridiculizar un trabajo que, por otra parte, venía ayudando a liberar al personal y no “colapsar a los empleados del ayuntamiento solicitando expedientes”. Estamos convencidos de que de haberlo sabido no habríamos tenido acceso desde el principio.
Por otra parte, es evidente que la limitación en el uso es una medida que toman ante la denuncia de fallos e irregularidades por parte del Grupo Municipal de Teruel Existe o de otros. En lugar de dejar de cometerlas, prefieren dejarnos ciegos, a nosotros y a los calamochinos, puesto que vemos cómo en este consistorio solo se ha contado lo que le interesaba al Gobierno municipal, mientras se han callado otros asuntos, que pensamos que son de interés general.
Y, en tercer lugar, somos conscientes de que antes de la entrada en el consistorio de los nuevos seis concejales de la oposición se filtraba información, como ha quedado perfectamente acreditado e incluso se ha radiado y vemos que se sigue haciendo por las mismas vías y canales, es decir, los mismos siguen y seguirán filtrando lo mismo a los mismos.

El PSOE calamochino trató de desviar la atención del escándalo con la imaginativa forma en la que los dos principales responsables del Ayuntamiento de Calamocha conciben la gestión de las lluvias de principios de septiembre: cargar contra la oposición. A los vecinos y vecinas que estuvieron con nosotros durante las lluvias y las rambladas, principalmente en Lechago y Cuencabuena, pero también en Báguena, Burbáguena o Blancas, recorriendo caminos, cuantificando daños, charlando al pie de las ramblas crecidas, tomando algo con ellos en sus bares… les habrá producido la misma perplejidad que a mí, el mismo desasosiego escuchar a los dos principales responsables políticos de nuestro Ayuntamiento mentir tan abiertamente. Uno no puede dejar de pensar que, si no hubo que lamentar más daños y pérdidas ha sido por la faena desarrollada por los voluntarios, trabajadores del Ayuntamiento y profesionales al servicio de éste.

Respecto a los contactos institucionales con la DPT de los que hablan y agradecen no tanto con la intención de agradecer sino más bien intentando señalar y dejar fuera al resto, también habría que aclarar. Tuvo tiempo tras el Pleno de septiembre el alcalde de insultar al portavoz del PP en la televisión local llamándolo mentiroso porque, según dijo, él sí estuvo en contacto con el presidente de la DPT.
Veamos: cuando quien esto escribe afeó tres días antes del Pleno la ausencia de contacto al más alto nivel con la presidencia de la DPT tras un episodio de lluvias tan absolutamente extraordinario (en triste contraste con lo que habían hecho decenas de otros municipios turolenses) una única y breve llamada se produjo acto seguido por parte del alcalde. Y fue así, casi veinte días después de las principales afecciones y tras más de un año desde la toma de posesión del presidente. Conociendo el detalle de cómo se produjo este contacto, he de decir que si otros contactos sobre inversiones públicas y privadas que se han anunciado a bombo y platillo en nuestro municipio se han dado en estas mismas circunstancias… es bastante normal que el pueblo no avance y que otros anuncios no se materialicen. Animo a todos los que estuvieron con nosotros durante aquellos días al pie de las crecidas a ver las declaraciones tras el pleno de septiembre del Ayuntamiento de Calamocha. Cristalino.

Modificaciones presupuestarias por valor de 86.500 y 63.000 euros para daños por tormentas y asfaltado, propuestas por un Gobierno en minoría, recibieron el apoyo de los grupos de la oposición a los que ahora arrean. Notable diferencia de talante. Animaría a quienes nos atizan desde el Gobierno de Calamocha a impregnarse (mojarse) del ánimo constructivo que mostramos y que desarrollen algún proyecto o idea original para el pueblo, en lugar de estar en constante oposición a la oposición. Embarrar para dificultar el trabajo de la oposición es lo que han hecho y sus explicaciones no nos convencen de otra cosa.

Pero finalmente de algo sirvió este paralelismo inconsciente que nos lanzaron los responsables municipales. Nos revela cómo entienden desde el Gobierno de Calamocha la transparencia: del mismo color embarrado con el que bajaba el agua por el Jiloca y sus ramblas en esos primeros días de septiembre de 2024.

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