GONZALO MONTÓN
Cinéfilo y director de la revista Cabiria

Por tercer año consecutivo he asistido al Festival Internacional de Cine de San Sebastián -SSIFF por sus siglas- para darme un atracón de películas, gracias a la acreditación de prensa que me proporcionan el Diario de Teruel y la revista de cine Cabiria. Durante nueve intensos días de la segunda mitad de septiembre, tuve ocasión de ver cerca de treinta largometrajes, lo que tampoco es demasiado, si tenemos en cuenta que se proyectaron 254 títulos. A ese número hay que sumar una docena de ruedas de prensa y algunas presentaciones y coloquios, que me enriquecieron el disfrute producido por el visionado de las películas, todas en pantalla grande y en versión original subtitulada.
La gran mayoría de los filmes que vi pertenecían a la Sección Oficial, aunque también me gusta picotear algo en otros apartados, como el Perlak, que incluye largometrajes ya premiados en festivales y certámenes, o los de Nuevos Directores, Horizontes Latinos y Made in Spain. Pero solo la Sección Oficial es la competitiva. Esta vez optaban veintiséis largometrajes a la Concha de Oro a la Mejor Película y a las dos Conchas de Plata -a la Mejor Dirección y a las Mejores Interpretaciones: Protagonista y de Reparto-, y a los tres Premios Especiales del Jurado que se otorgan por la Película, el Guion y la Fotografía. Durante el desarrollo del certamen se conceden otros premios, como el Donostia, que este año recayó en la productora Esther García, perteneciente a la compañía El Deseo, de los hermanos Almodóvar. La verdad es que el Zinemaldia resulta inabarcable porque, además de las proyecciones, está colmada de numerosas actividades en torno al mundo del cine y los audiovisuales. Sin embargo, yo invertí mi tiempo en disfrutar de un buen puñado de pelis cuyas entradas previamente había ya reservado según mis preferencias.
De entre todas las que me gustaron, y fueron bastantes, quiero destacar unas pocas que me parecieron excelentes. La primera es ‘Los domingos’, ganadora de la Concha de Oro. Trata de una muchacha que, para sorpresa de su familia, decide hacerse monja de clausura. La guionista y directora vasca Alauda Ruiz de Azúa demuestra en ella su destreza narrativa y su capacidad para emocionar al espectador y la vez hacerlo reflexionar. También me encantó el documental ‘Historias del buen valle’, del barcelonés José Luis Guerín, que recibió el Premio Especial del Jurado. Los protagonistas son los entrañables habitantes de Valbona, un barrio de Barcelona cercado por ruidosas carreteras y vías del tren.
También me pareció muy interesante otra española, ‘Un fantasma en la batalla’, del director madrileño Agustín Díaz Yanes. En ella, una joven guardia civil se introduce, en los años noventa, en la organización ETA para conseguir información privilegiada sobre la banda terrorista y conseguir su desarticulación. Una película que me perdí en el Festival pero que he visto después es ‘Maspalomas’, del equipo vasco de los Moriarti; me parece también muy recomendable. Habla, con una sensibilidad no exenta de crudeza, sobre el deseo homosexual y la enfermedad en la vejez. La protagoniza el actor José Ramón Soroiz, quien ganó ex aequo la Concha de Plata a la Mejor Interpretación Protagonista.
Más películas que me cautivaron fueron la noruega ‘Valor sentimental’, la cinéfila ‘Nouvelle Vague’, del estadounidense Richard Linklater, y ‘Un simple accidente’, del director iraní Jafar Panahi, que ya ganó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes. A ellas se pueden añadir ‘La conspiración del Cuervo’, ‘La Grazia’, ‘Jay Kelly’… Y así un largo etcétera de filmes de una calidad encomiable que me encandilaron con sus historias, rebosantes de emociones provocadas a base de imágenes y sonidos.

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