EL TULIPÁN NEGRO | OPINIÓN
No parece posible que en cualquier municipio de España, y eso que hay muchos, un alcalde se ausente del mismo cuando ha recibido una alerta roja porque se van a producir graves inundaciones como consecuencia de una Depresión Atmosférica en Niveles Altos (DANA, o gota fría que entendíamos hace unos años) o, que estando el término municipal en llamas por un incendio, salvo, claro está, que el mencionado regidor municipal estuviera fuera del municipio por cuestiones personales o laborales desde hace algunos días.
Nadie entendería que el alcalde, pese a esas alertas y peligros, se fuera a un municipio cercano o a la capital de la provincia para tener una reunión con su partido político por muy importante que esta fuera.
No es moralmente posible ese comportamiento, pero tampoco lo es jurídicamente, pues el alcalde, ya sabemos que es el presidente de la Corporación Municipal, y que entre sus atribuciones se encuentran las de adoptar personalmente, y bajo su responsabilidad, en caso de catástrofe o de infortunio público o grave riesgo de los mimos, las medidas necesarias y adecuadas dando cuenta inmediata al Pleno.
No parece posible que el alcalde pusiera por encima de sus vecinos su adhesión personal a su partido político porque pretenda posicionarse bien en la lista de partida para, por ejemplo, ser candidato a ocupar un sillón en la Diputación Provincial o el Gobierno Autónomo de turno, y posponer el interés general y la adopción de las medidas necesarias en favor de sus vecinos, al interés personal para su medro político.
Entre otras cosas, los vecinos a los que representa no entenderían ese comportamiento.
Si se realizan esos comportamientos, el desapego de los vecinos con su Ayuntamiento y su presidente estaría servido.
Puede que, realmente, no tuviera que adoptar medidas especiales, ya que para esos casos existen técnicos, bomberos, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, protección civil, que propondrían adoptar las medidas oportunas. Pero mientras se dan esa circunstancias, el regidor municipal tiene que estar al frente de la situación, al final tendrá informes verbales de los técnicos y seguramente adoptará las medidas que le hayan indicado, siempre que fuera necesario.
Esa situación se ha dado en una Comunidad Autónoma, pues su presidente se encontraba, ya hace dos años cuando se vivió una DANA en Valencia, en paradero desconocido, y este mes de septiembre en una reunión de su partido.
Desde luego por este camino el desapego de los ciudadanos en sus gobernantes y las instituciones a las que representan, está servido.